“Estoy seguro de que la forma en que falleció Kurt tiene algún tipo de atracción para algunas personas, pero no es un componente clave del legado del grupo. Incluso cuando Nirvana existió, todos sabían que serían legendarios. Era una gran banda que tocaba grandes canciones que evocaban sentimientos profundos, potentes y complicados que nadie había articulado antes. Ese tipo de cosas suelen durar mucho tiempo.”
Michael Azerrad (biógrafo de Nirvana)
Hace unas semanas se cumplieron 30 años del fallecimiento de Kurt Cobain. Fue un 5 de abril de 1994 (aunque fue descubierto tres días después), tras haberse suicidado en su casa con una escopeta. Las circunstancias y algunos detalles fueron bastante confusos y, como suele ocurrir en estos casos, surgieron todo tipo de teorías conspiranoicas. Acababa de ingresar en el tristemente famoso Club de los 27, al que ya pertenecían algunos ilustres como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Brian Jones, Jim Morrison o posteriormente Amy Winehouse. Esta muerte prematura, junto a su enorme carisma y su gran talento le elevaron a la categoría de leyenda.
Los 90 no serían lo mismo sin Kurt Cobain y Nirvana, la banda que lideró junto a Krist Novoselic y Dave Grohl. Se convirtieron en la imagen más visible e icónica del denominado movimiento Grunge, surgido durante esos años en Seattle y al que pertenecían otros grupos como Pearl Jam, Soundgarden o Alice in Chains. El grunge, literalmente “mugre”, fue una corriente de rock alternativo caracterizada por un tipo de sonido pesado o sucio, y con una temática que conectó a la perfección con los sentimientos y gustos de la llamada Generación X. Cobain, en concreto, transmitía en sus letras una frustración en la que se veían reflejados muchos adolescentes marginados de la época.
“Kurt Cobain estaba tan enfadado con el mundo que lo único que le resarcía era pegar gritos a un micrófono. No se dirigía a nadie, sólo expresaba su propia angustia. Pero ese amargo grito salió de su cuarto, se coló en el número uno de Billboard y dio cobijo a toda una generación.”
María Cantó (El Español)
En su corta existencia, Nirvana publicó tres discos de estudio, además de su famoso MTV Unplugged. El segundo de ellos, Nevermind (1992), supuso un bombazo mundial de consecuencias imprevisibles, llegando a desbancar del número uno de las listas al mismísimo Dangerous de Michael Jackson. Cobain se convirtió en un ídolo de masas a su pesar. El grupo alcanzó un estatus de grandes estrellas y desde esa posición privilegiada pudo transmitir a una cantidad ingente de seguidores sus señas de identidad: el pesimismo, la amargura, el nihilismo, pero también la rebeldía y el inconformismo. La influencia estética y musical del grunge y Nirvana seguramente fue algo pasajero, pero su legado espiritual aún permanece en algunas bandas de nuestros días. Kurt Cobain no pudo soportar esta sobreexposición mediática. De carácter depresivo, enfermizo y con varias adicciones, todo desembocó en el final que ya conocemos. Había nacido el mito.
“Cobain, es innegable, sigue siendo un icono para la juventud. Nirvana está en el puesto 150 entre los nombres más escuchados de Spotify y ha llegado a situarse entre los 60 primeros. Un hecho llamativo, dado que apenas hay grupos de guitarras del siglo XX (Queen, Beatles, Red Hot Chili Peppers, AC/DC y, si forzamos mucho, Coldplay) en los ‘charts’ de ‘streaming’.”
Darío Prieto (El Mundo)
Si quieres escuchar a Nirvana, en la Biblioteca tenemos el famoso álbum negro, un recopilatorio lanzado en 2002.