Siguiendo la estela del 8M y de las diferentes exposiciones que se han organizado en nuestras bibliotecas, hemos hecho una selección de discos interpretados (y en su mayoría compuestos) por mujeres. La elección es aleatoria, sólo tienen en común, además de su brillantez, que forman parte de la colección musical de la Biblioteca. Todos distintos. Todos buenos.
Tapestry es uno de los mejores discos de la década de los 70. Carole King es una compositora memorable y prolífica que, casi siempre junto a su inseparable Gerry Goffin, colocó más de cien canciones en las listas de éxitos a lo largo de su carrera. Sobre todo durante los 60, despacharon temas inolvidables para artistas como The Shirelles, The Monkees, The Chiffons, The Animals, The Drifters, Aretha Franklin o James Taylor. Decidida a cantar en solitario, con Tapestry alcanzó el reconocimiento universal de crítica y público. Es una sucesión desbordante de hits, de canciones redondas, que consiguió permanecer durante quince semanas ininterrumpidas en el número uno de las listas, obtener cuatro Grammys al año siguiente, y vender unos 25 millones de copias hasta la fecha. CK se convertiría en un modelo a seguir para muchas de las cantautoras que aparecerían con posterioridad.
Otro disco fundamental de los 70 es esta joyita, o perla, de Janis Joplin. Fue su segundo y último trabajo de estudio en solitario, publicado de manera póstuma a los tres meses de su muerte. Supuso un exitazo, alcanzando el número uno de ventas, sobre todo gracias al tema Me and Bobby McGee. Joplin fue un icono hippie y uno de los mayores exponentes de la contracultura de los años 60. Si además tienes la desgracia de morir a los 27 años, por una sobredosis de heroína, entonces también alcanzas el estatus de mito. Siempre nos quedará su voz poderosa, su intensidad, su actitud salvaje sobre el escenario, motivos que la sitúan como una de las grandes estrellas femeninas de la historia del rock.
El séptimo álbum de Madonna es para muchos su mejor disco. La Reina del Pop, hegemónica en los 80 y principios de los 90, se convierte en musa de la electrónica y las pistas de baile. La cantante tuvo que reinventarse para seguir siendo una estrella y poder competir con el pop adolescente liderado por artistas jóvenes como Britney Spears o Christina Aguilera. Junto a una notable mejoría en su voz y unas composiciones atractivas, la clave estuvo en la excelente producción de William Orbit, que introdujo elementos del techno, ambient, house o trip-hop. El disco obtuvo la aclamación de la crítica, el éxito comercial con alrededor de 20 millones de copias vendidas, y la presencia en el número uno de las listas en multitud de países. A día de hoy, Madonna sigue siendo la cantante más importante e influyente de la historia de la música popular.
Cambiamos de siglo para encontrarnos con un disco debut fabuloso y exitoso a partes iguales. Lo firma Alicia Keys, cantante y pianista precoz, que además ejerce de compositora e incluso productora. El álbum se enmarca dentro del neo-soul y rebosa talento y, sobre todo, una sorprendente madurez. Recibió multitud de reconocimientos, como por ejemplo cinco Grammys, y ha vendido alrededor de doce millones de copias.
Hubo unos años a principios de siglo en los cuales Diana Krall era una presencia habitual en los medios y formaba parte de nuestra banda sonora. Esto tiene mucho mérito, al tratarse de una cantante y pianista de jazz cuyo trabajo va dirigido a un público muy restringido. Durante la década del 2000 consiguió unas cifras de ventas nada desdeñables, además de diversos premios y galardones. The look of love es uno de sus discos más conocidos, con versiones de temas de George Gershwin, Johnny Mercer o el de Burt Bacharach que le da título.
En este caso no hablamos de una sola mujer, sino de tres. No soy un apasionado de la música country (ni del bluegrass, como es el caso), pero las Dixie Chicks tienen su punto y además me caen muy bien. Sobre todo desde que me enteré de lo que pasó durante la promoción de este disco. La cantante Natalie Maines hizo unas declaraciones en contra de George W. Bush y su papel en la invasión de Iraq en 2003, y a partir de ese momento el grupo sufrió un boicot tremendo en las emisoras de country de todo el país. Es lo que tiene la América profunda. Pese a ello, el álbum acabó siendo un enorme éxito con seis millones de unidades vendidas y además consiguió cuatro Grammys de seis nominaciones.
Al igual que comentamos antes con Alicia Keys, éste es un disco espectacular y vibrante, aclamado por la crítica, con ventas millonarias y premiado con cinco Grammys. Y al igual que Janis Joplin, Amy Winehouse falleció con 27 años a causa de sus excesos, desapareció la artista y comenzó el mito. Back to black es uno de los mejores exponentes del neo-soul de las últimas décadas y sigue siendo el álbum más vendido en Reino Unido en lo que va de siglo XXI.
¿Rockabilly desde Irlanda? Pues sí, eso es lo que nos ofrece Imelda May con su segundo disco de estudio. Un álbum fresco, divertido y atractivo a cargo de esta polifacética artista. No es un exitazo global como los que hemos citado previamente, pero bien merece una escucha… o varias.