Franz Ferdinand
Franz Ferdinand
Domino Records (2004)
Parece mentira, pero ya han pasado 20 años desde que la banda escocesa Franz Ferdinand publicase su aclamado primer y homónimo disco. Lo que fue novedoso y marcó tendencia se ha convertido ahora en un clásico. El grupo fue en su momento uno de los abanderados del indie rock de principios de siglo, junto a otras bandas como The Strokes, The Libertines, Block Party, Maximo Park, Razorlight o Interpol. Una oleada que fue bautizada, siguiendo la tendencia habitual de poner etiquetas, como post-punk revival. De todas ellas, Franz Ferdinand es seguramente la más bailable, con su estilo fresco y dinámico.
En todos los sentidos, Franz Ferdinand, para horror de la gente que odia las tendencias, se convertirían en el grupo perfecto. Su dominio del ritmo y la excelente coordinación entre guitarrazos y golpes de batería les situarían a la cabeza del revival post-punk. Pero además, sus pintas a lo Dior Homme les darían más de una portada en las revistas de moda. A veces no sabías si estabas viendo un desfile de Hedi Slimane o una foto promocional de los chicos. Para más inri, inundaron toda su imagen de arte vanguardista, citando el dadaísmo, el deconstructivismo y el arte moderno ruso y holandés como favoritos, desde las portadas de sus singles a sus vídeos, terminando de cerrar un proyecto totalmente «cool» y perfecto.
Sebas E. Alonso (Jenesaispop)
El disco fue un bombazo. Se extrajeron varios sencillos, auténticos himnos rompepistas, como Take me out, Matinée o Michael. Supuso un enorme éxito tanto de público (alcanzó ventas millonarias y puestos elevados en las listas) como de crítica (NME lo consideró el mejor disco de 2004). Este impacto vendría corroborado después con premios variados, Brit o Mercury entre otros.
En 2005 Alex Kapranos y los suyos publicaron su segundo disco, You could have it so much better, que en líneas generales mantiene el nivel y el estilo del anterior. A partir de entonces resultó complicado cumplir las expectativas creadas y alcanzar el éxito y la excelencia del primer trabajo. En música, y especialmente en el rock, todo va muy deprisa.