Asesinato en la biblioteca, ¿quién es el culpable?

Mar 17, 2014 | 365 días de libros

El asesino entró en la biblioteca pocos minutos antes de la hora de cierre. Se escondió entre unas estanterías no muy concurridas y esperó a que todo el mundo saliera. Oyó pasar al guardia de seguridad, haciendo su ronda, esquivando sigilosamente su ruta, antes de que este echase la llave y ya nadie más pudiera entrar. Conocía muy bien ese lugar y no dudaba que era un plan perfecto. Cuando a la mañana siguiente, la bibliotecaria abriese la puerta, él estaría dentro esperándola, y por fin saciaría su sed de venganza. Alguien como ella no merecía vivir. Aunque no era la primera vez que arrebataba la vida a alguien, esta vez tenía razones más que convincentes para no echarse atrás. Merecía morir. Lo que no sabía era que ella lo estaba esperando…

Si un libro comenzase así, seguramente no descubrirías quién es el asesino hasta la última página. Seguramente no será el principal sospechoso, y si antiguamente el culpable era el mayordomo, ahora suele serlo el propio policía. Desde las novelas de Agatha Christie hasta los sucesos más siniestros y macabros, la novela negra ha sido siempre una de las favoritas de los lectores. Y es que la curiosidad es un valor innato en el ser humano y nos puede, nos hace devorar las páginas una tras otra hasta para comprobar si lo que hemos deducido es correcto y, en realidad, somos unos grandes detectives frustrados.

En origen, Agatha Christie fue la reina del suspense, pero hoy día otros autores se llevan esa fama. Patricia Cornwell, John Le Carré, Jim Thompson, Dashiell Hammett, Georges Simeon o el español Lorenzo Silva, son algunos de los nombres que destacan en este género. A veces crean sus personajes, que llegan a ser casi reales, y simpatizamos con ellos, llegamos incluso a conocerlos, como el guardia civil Bevilacqua de Lorenzo Silva o la doctora Scarpetta de Patricia Cornwell.

Escoge alguno de los títulos que encontrarás en el tablero Pinterest “Novela negra” y ríndete a sus misterios, no podrás dejar de leer hasta que llegues al punto y final de la última página.

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