“Con la pérdida del más icónico y popular de los mal llamados “compositores de bandas sonoras”, se va una forma de entender el cine y el arte popular del siglo XX. Ennio Morricone supo, como nadie, condensar la faceta de compositor intelectual, músico popular y casi estrella del rock, capaz de llenar estadios con sus conciertos cuando ya era un octogenario. Fue el hilo de unión entre el cine comercial, de género, de autor y político. Pero, sobre todo, fue un trabajador incansable, estajanovista, cartesiano, meticuloso y obsesivo. Clásico de formación y vanguardista de vocación, siempre estuvo fuera de las modas. Tenía la capacidad para saltar de un género a otro casi sin inmutarse, ya que su música era un género en sí mismo. Así fue como se mantuvo en primera línea durante más de cinco décadas.”
José María Benítez (El País)
Ennio Morricone en 10 bandas sonoras
No era mi intención terminar esta serie de posts publicados durante la pandemia de esta manera, pero el fallecimiento la semana pasada del genio italiano nos obliga a dedicarle unas líneas. Ya escribimos una entrada más completa en enero de 2019 con motivo del anuncio de su retirada a los 90 años de edad. El año pasado precisamente, Ennio Morricone aterrizó en España durante su gira de despedida (fuimos uno de los pocos países europeos afortunados) y en octubre de 2020 habría vuelto para recoger, junto a John Williams, el Premio Princesa de Asturias de las Artes. Se le echará en falta. Nos quedan sus melodías inolvidables, su talento, un legado abundante, horas y horas de cine inseparable de sus composiciones y, sobre todo, un toque característico e inconfundible que sólo pueden permitirse los más grandes.
Morricone ha sido el último, pero no el único, que nos ha dejado durante esta temporada. También ocurrió lo mismo con otros como Aute, Little Richard o Pau Donés. Han sido meses extraños. Hemos asistido al resurgimiento de dúos del siglo pasado abogando por la resistencia, a la música vecinal en los balcones, a todo tipo de canciones que promovían la distancia entre las personas o alababan la labor de los ángeles de blanco, innumerables iniciativas benéficas, conciertos online solidarios… Y quizás es esto último, la música en directo con público, lo que más se echaba en falta y lo que permitirá con su vuelta tener cierta sensación de normalidad. Los primeros en lanzarse han sido los de la música clásica. El Teatro Real de Madrid reabrió sus puertas el pasado 1 de julio (siendo el primer gran teatro de Europa en hacerlo) para interpretar la Traviata de Verdi, la primera de las funciones que se representarán durante este mes. Mitad de aforo, muchas medidas de seguridad, prueba superada.
El mundo del rock no quería ir demasiado a la zaga, así que el WiZink Center (algunos siempre lo llamaremos Palacio de los Deportes) celebró el 3 de julio su primer concierto tras meses de inactividad. El elegido fue Loquillo y sus Trogloditas, y los beneficios fueron destinados a la Fundación Banco de Alimentos de Madrid. El espectáculo fue un poco descafeinado, con el pabellón al 10% de su aforo y el público un poco maniatado por las circunstancias y las medidas de seguridad, pero desde luego es un símbolo, un punto de inicio hacia la recuperación.
La época veraniega suele ser sinónimo de festivales musicales y macroconciertos. Algo que este año resulta obviamente imposible de realizar. Uno de los habituales es el BBK Live, que tendría que haberse celebrado la semana pasada. Para compensar en parte esta ausencia, la organización ofreció una versión online, con la participación de unos pocos grupos como Dora, Amorante, Yawners o El Columpio Asesino.
En otro ámbito menos rockero, el 21 de junio, coincidiendo con la celebración del Día de la Música, la Fundación Starlite organizó el festival Go Up en homenaje a todos los fallecidos durante la crisis sanitaria. Al conocido como escenario más alto de España se subieron, entre otros, Melendi, Miguel Poveda, Pitingo, Ainhoa Arteta, Marta Sánchez o Juan Magán. Otro espectáculo más en streaming y con fines solidarios.
Así terminamos nuestro serial “Música en tiempos del COVID-19”. Ya sabemos que el bichito sigue por ahí, pero esperemos que estos primeros conciertos presenciales dejen de ser una excepción dentro de poco.