“Llámale actitud, frescura, descaro, provocación, hedonismo, ganas de divertirse y de divertir, sin aparente trascendencia pero con un fin innegable: el de cortar con el pasado rancio aprovechando los vientos de libertad, alterar el orden estético establecido y reivindicar la entrada de nuestro país, con décadas de retraso, en la cultura pop y la modernidad. ¡Bendita ingenuidad! … Arte, fotografía, moda, cine, literatura, cómic, prensa, televisión e incluso gastronomía. La movida lo contagió todo con su espíritu lúdico y desacralizador. Y la transversalidad era total.”
Juan Manuel Bellver (The Objective)
Alaska y Pegamoides – Horror en el Hipermercado
El pasado 9 de febrero se cumplieron 40 años del famoso concierto-homenaje a Canito, batería de Tos (germen de Secretos), fallecido poco antes en un accidente de tráfico. Dicho concierto, que en su momento fue minoritario y casi pasó desapercibido, se ha mitificado con el paso de los años y se suele mencionar como el punto de partida de la Movida Madrileña, ya que allí se juntaron algunos grupos emergentes como Trastos, Mermelada, Alaska y Pegamoides, Nacha Pop, Bólidos, Tos o Paraíso. Algunos de ellos tendrían una larga trayectoria, otros no tendrían tanta suerte. Será sin embargo en mayo del año siguiente cuando esta generación alcance su mayor esplendor y visibilidad, con el Concierto de Primavera en la Universidad Politécnica de Madrid al que acudieron alrededor de quince mil personas, entre ellas el entonces alcalde madrileño Tierno Galván. Y es que la Movida, sin restarle sus evidentes méritos artísticos, recibió un gran apoyo institucional, sobre todo de los políticos socialistas que veían en esta corriente aires de “modernidad”.
Los Secretos – Dejame
Si retrocedemos unos años entenderemos por qué los integrantes de la Movida estaban en el lugar y el momento indicados. España salía del largo letargo de la dictadura, y tras la muerte de Franco en 1975 y la posterior Transición se produjo una lógica liberalización de la sociedad, lo cual propició la aparición de estos movimientos contraculturales y alternativos. A finales de los 70 el país era más permeable a las influencias externas, y nuestras jóvenes bandas se contagiaron del espíritu de la new wave y el punk imperantes en el mundo anglosajón, adoptando parte de su estética y estilo musical. Fue un momento de efervescencia creativa y libertad, que tuvo su respaldo en la difusión radiofónica gracias a profesionales como Jesús Ordovás, Julio Ruiz, Rafael Abitbol o Moncho Alpuente.
Parálisis Permanente – Autosuficiencia
La lista de grupos que coincidieron en esa época es realmente abultada, a los anteriormente mencionados podríamos añadir otros como Kaka de Luxe, Radio Futura, Secretos, Parálisis Permanente, Aviador Dro, Zombies, Derribos Arias, Gabinete Caligari, La Mode, Elegantes, Burning, Mecano, Nikis, etc. Sin olvidarnos que fuera de Madrid también había vida musical y aportaciones tan interesantes como Golpes Bajos, Siniestro Total, Loquillo y Trogloditas, Ilegales o la Orquesta Mondragón. Muchas veces se ha criticado la superficialidad e intrascendencia de algunas de las bandas, su carácter hedonista e incluso carente de calidad, pero seguramente surgieron porque era lo que demandaban esos tiempos, la gente quería divertirse y desmadrarse. La Movida ocupó el espacio artístico más lúdico y desenfadado, se ganó el beneplácito del público mayoritario, y eclipsó en cierta medida a corrientes coetáneas como los cantautores que habían proliferado desde la década anterior, el pujante rock urbano (Leño, Asfalto, Ñu, Topo…) o la más marginal rumba gitana (Chichos, Chunguitos…).
Zombies – Groenlandia
Hemos hablado de la Movida desde su vertiente musical, la más conocida, pero es éste un movimiento total que se manifiesta en múltiples disciplinas artísticas, como consecuencia del ansia de creatividad y experimentación de esos años. Por citar algunos nombres propios, en el campo del cine (Pedro Almodóvar o Iván Zulueta), la literatura (Eduardo Haro Ibars), las artes plásticas (Ceesepe, los Costus, el Hortelano, el Muelle…), la fotografía (Ouka Lele o Alberto García-Alix), la prensa (multitud de fanzines y revistas como La Luna o Madrid me mata) y la televisión (todos recordamos programas como La edad de oro, La bola de cristal Musical Express o Popgrama). Espacio aparte merece la nutrida red de pubs y salas de conciertos que sirvieron de sustento a estos músicos, como el RockOla, el Penta, el Sol, el Marquee o la Vía Láctea.
Muchos de estos grupos y artistas han llegado hasta nuestros días, pero la Movida como tal, como movimiento contracultural y novedoso, perdió su frescura ya a mediados de los 80 y prácticamente podríamos poner ahí su punto y final. Siempre he considerado los 80 como mi década, Madrid es mi ciudad, y además por edad pude vivir en parte aquel ambiente tan peculiar. Los recuerdos de esa década siempre son contradictorios, y cuando se habla de la Movida y su aportación pienso que a menudo se valora con la condescendencia que aporta la distancia en el tiempo. Es verdad que hubo gente brillante y destacada, pero también mucha morralla prescindible que se apuntó al carro. En realidad, era como la propia ciudad. Por un lado estaba la diversión, el desenfreno y la activa vida social y cultural, pero había otro Madrid de calles oscuras y a veces sórdidas, suciedad, tribus urbanas, peleas en el Metro y drogas al alcance de cualquiera. En cualquier caso, fueron buenos tiempos…
Radio Futura – Enamorado de la moda juvenil
Como siempre, encontrarás cd’s de muchos de estos grupos en la colección musical de la Biblioteca.