“Nos deja como legado cientos de canciones e inolvidables momentos en los escenarios y fuera de ellos. Vivió su vida con la misma pasión y compromiso que amó la música, a su familia, a sus amigos y a su país. Deja en todos ellos una huella imborrable.”
Oficina Artística de Pablo Milanés
El pasado día 22 nos despertamos con la noticia del fallecimiento de Pablo Milanés, artista cubano, ciudadano universal, uno de los grandes cantautores en lengua española. Una voz con un timbre inconfundible y una sensibilidad especial que nos han acompañado durante varias décadas. Tiempo durante el cual nos brindó alrededor de medio centenar de trabajos, entre obras propias y en colaboración, siendo el período más prolífico el comprendido entre 1975 y 1984, con la publicación de doce discos.
“La belleza de su voz privilegiada y su don para la interpretación, que le permitía llegar a registros donde la mayoría no alcanzaba, unida a su forma poética de decir, de aparente sencillez, pero cargada de una profunda sensibilidad que tocaba el alma con independencia del motivo que lo inspirase, marcaron a generaciones de cubanos y latinoamericanos. Su música tuvo también fuerte arraigo en España, donde era bien conocido, y hasta en el pueblo más recóndito donde se presentara, jóvenes, medios tiempos y mayores se sabían sus letras.”
Mauricio Vicent (El País)
Pablo Milanés manejaba con soltura diferentes registros, podía ser un artista culto y refinado, un agitador comprometido y revolucionario, o una voz tierna y cercana. Fue un maestro a la hora de conjugar géneros. Desde sus inicios divulgando las letras de ilustres escritores cubanos como Nicolás Guillén o José Martí, hasta ser miembro destacado en la década de los 70 de la denominada Nueva Trova Cubana (junto a Silvio Rodríguez o Noel Nicola, entre otros), un movimiento que combinaba textos comprometidos de carácter político y social con un profundo lirismo en su expresión. A esto se sumaba su recuperación del “filin” de los años 40 y 50, el bolero y otras manifestaciones de la música tradicional, como el son. En definitiva, un auténtico puente entre distintas generaciones de la música popular cubana.
“La música es todo para mí, la mejor forma que encuentro para expresarme, la mejor manera de sentir e incluso de pensar. Creo que los músicos contamos con otro lenguaje muy especial, que nos permite comunicar, eso es algo único.”
Pablo Milanés
Después de escuchar estos temas, tan representativos de su discografía, sería lógico pensar que al final de su carrera son las canciones de amor (y desamor) las que más han calado en nosotros, frente a su también abundante cancionero político-social. Abanderado en sus inicios de la Revolución cubana, aunque siempre mantuvo su compromiso con los ideales primigenios, se distanció en los últimos años del castrismo y las clases gobernantes, por considerarlas reaccionarias.
Yo conocí de su existencia a finales de la década de los 80, cuando Milanés ya había sido introducido en España a través de sus colaboraciones con cantautores patrios como Serrat, Aute o Víctor Manuel y Ana Belén. Esto fue una constante en su vida y le hemos visto junto a otros artistas como Joaquín Sabina, Chico Buarque, Gal Costa, Mercedes Sosa, Armando Manzanero o Fito Páez.
“Criticó la realidad cubana con la frustración que producen los sueños rotos. Pero recordaba luego que era “un simple músico”. Eso sí, un músico voraz.”
Diego A. Manrique (El País)
En la Biblioteca tenemos algún disco de este trovador, profundamente idealista, de aspecto bonachón. Puedes escuchar Amo esta isla, Días de gloria, Antología y Más allá de todo, junto a Chucho Valdés.