La década de 1970 permanece como la época más estrechamente asociada con el triunfo artístico y comercial del cantautor. La introspección madura estaba a la orden del día, aunque existía cierto ansia de canciones que considerasen tanto la nostalgia juvenil como los intereses de la vida adulta que llevó a la aparición de dos tipos distintos de cantautores.
Mientras que los cantautores rock despreciaban los éxitos de los sencillos y revelaban su propio estado de ánimo a través de su arte, los cantautores pop eran más románticos, más adecuados para la radio y menos específicos y desafiantes, así que dieron el salto a lo que algunos críticos escépticos denominaron “hip easy listening” (“escucha fácil enrollada”). Tapestry, el mayor éxito de Carole King, define claramente los elementos clave del género.
De nombre real Carole Klein, esta neoyorquina había formado una de las sociedades de composición de canciones más exitosas de todos los tiempos a finales de los 60. Trabajando desde el edificio Brill, la legendaria fábrica de éxitos de Nueva York, ella y su futuro esposo Gerry Goffin compusieron una serie de himnos pop a lo largo de la década: “Will you love me tomorrow”, para las Shirelles, “The locomotion” para Little Eva, y “Pleasant Valley Sunday”, para los Monkees, entre muchos otros.
Aunque King tuvo una irregular carrera como intérprete, reapareció en 1971 con Tapestry. Este disco mezclaba hábilmente las clásicas melodías pop de la Edad de Oro y el estilo vocal y los arreglos del soul blanco con letras de una sincera poesía, hastiada del mundo.
La carrera de King, con su típico pop adulto de los Ángeles, jamás alcanzó el mismo éxito, pero la antigua chica de entre bastidores había forjado el modelo para otros cantautores pop posteriores.
¡No dejeis de escuchar este disco!
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