Hoy 23 de abril, celebramos el Día Internacional del Libro. Tal día como hoy en 1616, murieron los grandes autores de libros Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega.
Desde la Biblioteca del Campus de Colmenarejo queremos hoy aproximarnos al libro desde el punto de vista de la evolución de su soporte escriptóreo, es decir, partiendo de las tablillas de arcilla de la Antigua Sumeria, pasando por el papiro y pergamino, llegando al papel y terminando en las nuevas tecnologías como las tabletas electrónicas.
Las tablillas de Asiria y Babilonia eran de arcilla y se escribían con un estilete de metal, marfil o madera cuando estaban húmedas y blandas. Las más pequeñas medían unos 2 o 3 centímetros y las más grandes unos 30 centímetros. Las más antiguas encontradas son de finales del milenio IV a.C. y las más célebres el Código Hammurabi que se basa en la aplicación de la Ley del Talión, es decir, el “ojo por ojo, diente por diente”.
El papiro fue el material más usado en el Antiguo Egipto, aunque también en Grecia y Roma. Se cogía el tallo de la planta del papiro, se cortaba en final tiras y se encolaban superponiéndolas, primero en paralelo y luego en perpendicular; se secaban y se pulían, ya estaban listas para utilizar. Los ejemplos son muchos, pero cabe destacar los papiros recientemente descubiertos en un puerto de la costa del Mar Rojo con una antigüedad de 4500 años.
El pergamino es una piel de vaca, cabra, oveja o ternera que una vez limpia y preparada estaba lista para escribir. Aunque al principio se enrollaba como el papiro, ya a finales del siglo I d.C. se utiliza con la forma de libro, hojas rectangulares o cuadradas, encuadernadas y con una tapa como cubierta. Se hallan especialmente en los monasterios cristianos y datan del siglo I al XV. Tirando para casa, escogemos Las cantigas de Alfonso X y los Beatos de Liébana, con maravillosas miniaturas mozárabes y románicas.
Y por fin, el papel, el material al que hasta el momento estábamos más acostumbrados. Primero, el libro xilográfico que se imprimía con un bloque de madera. Y luego el libro tipográfico, con una imprenta de tipos. Ya es en este formato cuando se empieza a popularizar el uso del libro en todas las capas sociales, sin estar limitado sólo a las altas o monasterios.
Tras más de cinco siglos siendo protagonista de nuestras vidas lectoras, es comenzado el siglo XXI cuando el papel ve amenazada su hegemonía por el libro electrónico, que es la versión electrónica o digital de un libro. El soporte del libro electrónico es muy variado: el e-book, la pantalla de un ordenador, un smartphone y cómo no, de nuevo las tabletas, pero no de arcilla, sino digitales. Así podemos resumir la historia del soporte de los libros en “De tableta en tableta..” y hoy siendo 23 de abril diremos “…y leo porque me toca”.
Elena Aragón Palancar