Steve Jobs, el genio imperfecto

23 de enero de 2012

Visionario, innovador, revolucionario. Muchos fueron los adjetivos que se pudieron leer la noche del 5 de octubre de 2011 tras conocerse su fallecimiento. Todos conocemos al talentoso cofundador de Apple y sus exitosas creaciones tecnológicas, pero ¿quién era realmente Steve Jobs?

A través de esta biografía a cargo de Walter Isaacson, nos aproximamos a la vida del chico inquieto que creció junto a sus padres adoptivos en un valle californiano, ahora conocido como Silicon Valley.  Steve era un chico especial, que pronto empezó a destacar dentro y fuera de la escuela por su buena predisposición para el aprendizaje y su interés por la electrónica.

Aquel fue un momento decisivo que se me quedó grabado en la mente. Cuando me di cuenta de que era más listo que mis padres, me sentí enormemente avergonzado por pensar algo así. Nunca olvidaré aquel momento.

La sombra de la adopción le persiguó durante su vida, especialmente durante la juventud. Rechazaba todo tipo de autoridad, lo cual le creó numerosos problemas tanto en el instituto como en sus primeros empleos. Pronto se vio atraído por la espiritualidad oriental, en una intensa búsqueda por conocerse a sí mismo. Tras abandonar los estudios universitarios, comenzó a descuidar su imagen personal y a someterse a estrictas dietas a base de fruta. 

Jobs seguía convencido, contra toda evidencia, de que sus dietas vegetarianas le ahorraban la necesidad de utilizar desodorante o ducharse con regularidad. «Teníamos que ponerlo literalmente en la puerta y obligarle a que fuera a ducharse —comentó Markkula—. Y en las reuniones nos tocaba contemplar sus pies sucios»

Sus excentricidades contrarrestaban con su capacidad para la mejora de productos electrónicos. Representaba una extraña fusión entre la contracultura hippy y la incipiente tecnología de la época. En 1975, una presentación de un ordenador casero en el Hombrew Club, por parte de su amigo y brillante ingeniero informático Steve Wozniak, excitó de forma excepcional a Steve Jobs, que además de promover la innovación, tenía una gran visión para los negocios. Así pues, en abril de 1976 Jobs y Wozniak fundan Apple, la empresa que revolucionaría el mundo de los ordenadores personales.

[…] Al final, Jobs propuso “Apple Computer”. «Yo estaba siguiendo una de mis dietas de fruta —explicaría— y acababa de volver del huerto de manzanos. Sonaba divertido, enérgico y nada intimidante.“Apple” limaba las asperezas de la palabra “Computer”. Además, con aquel nombre adelantaríamos a Atari en el listín telefónico».

Desde entonces, la personalidad de Jobs fue evolucionando hasta el punto de presumir de ser brutalmente sincero. Esta sería la base de su carácter junto con su incipiente obsesión por controlarlo todo y la eterna búsqueda de la perfección basándose en la intuición. Características que quedarían reflejadas tanto en su vida personal como en sus productos.

Jobs no sólo influyó con sus creaciones en la informática personal, sino en otras grandes industrias como la discográfica, el cine de animación o la telefonía móvil.

La historia de Steve Jobs es un claro ejemplo del mito de la creación de Silicon Valley: el comienzo de una compañía en el proverbial garaje y su transformación en la empresa más valiosa del mundo. Jobs no inventó de la nada demasiadas cosas, pero era un maestro a la hora de combinar las ideas, el arte y la tecnología de formas que inventaban el futuro.

One more thing (una cosa más)…

Desde la Biblioteca del Campus de Colmenarejo aprovechamos la publicación de esta obra para poner a disposición de nuestros usuarios una selección de biografías de grandes (y no tan grandes) personajes, como aproximación a este singular género literario que nos permite conocer a dichas celebridades de una forma diferente: a través de la lectura.

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