90% agua

Jul 1, 2011 | La biblioteca expone

Hoy presentamos una nueva exposición: se está inaugurando en estos momentos (12’00 del 30 de junio de 2011) la exposición del Taller de Creatividad “90% agua” con la obra colectiva resultante del trabajo conjunto de Mónica Aranégui (UCM, Facultad de Bellas Artes, artista y comisaria independiente), Paco Rossique (Artista) y José J. Torres de León (Artista y comisario independiente) y los alumnos participantes en el Taller, coordinado por el profesor Federico Castro ( Departamento de Humanidades (Historia, Geografía y Arte de la UC3M).
La parte que le toca a la Biblioteca, además de prestar los espacios para la exposición, es la interacción entre las fuentes de información (libros, películas, mapas, recursos electrónicos) y la obra creada durante el taller, además de la proyección de las imágenes del trabajo previo de los artistas.
Y como lo nuestro es (muchas veces) relacionar unos libros con otros, libros con películas, y libros con destinos de viaje, vamos a comenzar con “El paciente inglés”, que forma parte de la trama de esta exposición:
Los alumnos del taller comenzaron con la lectura de la novela “El paciente inglés” de Michael Ondaatje y el visionado de su versión cinematográfica, en la que tiene un especial protagonismo la Cueva de los Nadadores de Wadi Sora, que se encuentra en la base conceptual del Taller de Creatividad. Esta cueva fue descubierta en 1933 por Ladislaus Almásy, autor de “Nadadores del desierto”, que se a su vez dirigió al Gran desierto líbico seducido por las narraciones del historiador y geógrafo griego Herodoto. La pasión humana por conocer el territorio y recorrerlo, confluye con el descubrimiento de las huellas dejadas por nuestros ancestros expresando su identidad individual y su vida junto a la naturaleza, un mismo concepto de vida que siglos después quiso plasmar el ensayista Herny David Thoreau en su obra Walden.Las distintas interpretaciones de estos textos e imágenes inspiran a los artistas participantes en la creación de una nueva obra, colectiva y multimodal, en el interior de un aljibe del siglo XI ubicado el El Esquinal (Petrer, Alicante) donde se ha recreado la atmósfera de las cuevas rupestres y su descubrimiento. Este trabajo queda registrado en un vídeo que se proyecta de forma constante en las salas de la Biblioteca, y en la grabación de sonidos de ambiente.

Finalmente, los alumnos del Taller de Creatividad han hecho su interpretación de las pinturas rupestres vistas en distintas cuevas, con la colaboración de los artistas y la extrapolación de experiencias distintas (sonoras, lectoras, musicales, artísticas, viajeras…) y su trabajo se expone dentro de la Biblioteca junto con reproducciones de las cuevas, además de una selección de mapas, planos, fotografías aéreas y ¡cómo no! libros, libros, libros.
Además de los citados libros de Herodoto, Almásy, Ondaatje y Thoreau, podemos terminar con una referencia, también evocadora, de Italo Calvino en sus “Ciudades invisibles:
“Abandonada antes o después de haber sido habitada, no se puede decir que Armilla esté desierta. A cualquier hora, alzando los ojos entre las cañerías, no es raro entrever una o muchas mujeres jóvenes, espigadas, de no mucha estatura, que retozan en las bañeras, se arquean bajo las duchas suspendidas sobre el vacío, hacen abluciones, o se secan, o se perfuman, o se peinan los largos cabellos delante del espejo. En el sol brillan los hilos de agua que se proyectan en abanico desde las duchas, los chorros de los grifos, los surtidores, las salpicaduras, la espuma de las esponjas.
La explicación a que he llegado es ésta: de los cursos de agua canalizados en las tuberías de Armilla han quedado dueñas ninfas y náyades. Habituadas a remontar las venas subterráneas, les ha sido fácil avanzar en su nuevo reino acuático, manar de fuentes multiplicadas, encontrar nuevos espejos, nuevos juegos, nuevos modos de gozar del agua. Puede ser que su invasión haya expulsado a los hombres, o puede ser que Armilla haya sido construida por los hombres como un presente votivo para congraciarse con las ninfas ofendidas por la manumisión de las aguas. En todo caso, ahora parecen contentas esas mujercitas: por la mañana se las oye cantar”.

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