En la actualidad, la crisis de los refugiados sirios está poniendo a Europa y a Occidente ante muchos retos: ¿Cómo se puede afrontar un movimiento migratorio de semejante magnitud? ¿Qué principios éticos o morales deberían regir? En el mundo del cine se han afrontado a lo largo del tiempo estas cuestiones con mayor o menor acierto. Hoy os recomendamos, Distrito 9, de Neill Blomkamp.
A priori, la película parece que poco tiene que ver con un tema tan candente como el de los refugiados. Al fin y al cabo, ya tiene unos años (se estrenó en 2009), y el género de ciencia ficción puede, a priori, hacer desmerecer su seriedad y sus planteamientos. Pero hay ocasiones en las que géneros como este, como la fantasía y como cualquier otra vertiente que fomente la imaginación de los autores, puede llevar a reflexiones mucho más profundas que cualquier otro tipo de tratamiento. Ese el caso de Distrito 9. La historia, aunque con evidentes diferencias, nos sonará mucho: una raza de alienígenas llega hasta la tierra, desprotegidos, huyendo de una enfermedad. La comunidad internacional afronta el problema separando a la población extranjera y no dejándola entrar en los países civilizados. A la espera de una solución al conflicto, los extraterrestres (llamados “gambas” de manera despectiva”), esperan en un enorme campo de refugiados a las afueras de Johannesburgo.
Podemos encontrar semejanzas con la situación actual en Oriente Medio ¿verdad? Blomkamp, director sudafricano, maneja con maestría esta historia, usando para ello el formato del falso documental. Sin embargo, no rechaza emplear una potente trama principal centrada en un protagonista único: Wikus van de Merwe (brillantemente interpretado por Sharlto Copley) es un trabajador del “Departamento de Asuntos Alienígenas” de la MNU (agencia encargada de ofrecer una solución al conflicto internacional) que experimentará una metamorfosis de humano a alienígena a causa de una contaminación biológica. Así, Wikus sufrirá en sus propias carnes el trato casi inhumano que se realiza hacia lo desconocido, así como la falta de empatía que las personas sienten hacia situaciones ajenas.
Así, mediante un tratamiento visceral y agresivo, Blomkamp denuncia las delicadas situaciones de los campos de los refugiados, de la inmigración, de las fronteras… Realiza una crítica a la burocratización del sistema (lo que se ve, por ejemplo, cuando la agencia intenta desahuciar a los aliens haciéndoles firmar previamente un impreso), la crueldad (cuando queman una cabaña llena de huevos de extraterrestres sin ningún tipo de miramiento, incluso con alegría), la total indiferencia de la opinión pública (una entrevistada llega a afirmar que está mal que gasten el dinero en cuidar de los visitantes, pero que “al menos nos mantienen separados”), la segregación…
Sin duda, Distrito 9 es una película indispensable dentro de la ciencia ficción, pero más aún dentro de la especial temática de la inmigración y de los refugiados.
David López González (alumno de la UC3M)