Cada vez me doy más cuenta de que mi cinefilia puede que tenga una vertiente cinéfaga, que consiste en ver cuantas más películas mejor, sean del tipo, procedencia y calidad que sean. En mi defensa puedo decir que me gusta mucho el cine, que cada vez intento ver más tipos de cine, que casi todas las películas que veo me gustan y que siempre intento quedarme con los elementos positivos de cada película que veo.
Por ello, porque disfruto de casi todo tipo de cine, no termino de comprender ciertas etiquetas que podemos poner a las películas, muchas veces con afán crítico. En definitiva, que si últimamente he disfrutado enormemente de películas tan “cultas” o “modernas” como El gran hotel Budapest (Wes Anderson, 2014) o Frances Ha (Noah Baumbach, 2012), igualmente me han enganchado películas a priori tan “palomiteras” o “frikis” como Godzilla (Garreth Edwards, 2014) o The Amazing Spider-man 2: El poder de Electro. (Marc Webb, 2014).
Además, muchas veces el tiempo pone las cosas en su sitio y algo tan de género y tan de ciencia-ficción como Blade Runner (Ridley Scott, 1982), bastante mal acogida por la crítica de la época, pasó a ser a los pocos años una auténtica película de culto y un referente no ya para la ciencia-ficción, sino para el cine en general. O qué decir de la saga de Star Wars, fuente inagotable de frikismo, pero a la vez, icono de la cultura popular o ya casi de la cultura a secas.
En definitiva que todo para mí es cine e intentaré seguir disfrutando de él lo más posible.
Publicado por Tripley.