No existe nada más allá que la arena y los cactus característicos del lugar. El desierto mexicano, aparente espacio tranquilo, es subvertido. Una caravana a toda velocidad es conducida por un hombre ataviado únicamente con calzoncillos y una máscara de gas. Walter intenta escapar de la inexistente persecución. Cree que serán sus últimos minutos de vida por lo que se dirige a su familia: “Va a haber unas cosas que conoceréis de mí en los próximos días. Sólo quiero que sepáis que por malo que parezca, sólo os tenía a vosotros en el corazón. Adiós.”Se trata del primer episodio de “Breaking Bad” donde se explica el qué y el por qué. El protagonista, Walter White, aparece en sus propios límites físicos, pero también en el precipicio de lo socialmente aceptado.
“Breaking Bad” es producida por la cadena estadounidense AMC. La primera temporada salió a la luz en el año 2008 de mano de Vince Gilligan, conocido por formar parte en la producción de la serie de ciencia ficción Expediente X. En España el canal de pago Paramount Comedy apostó por su éxito, (actualmente tiene en parrilla la cuarta temporada). Alberto Rey, crítico de la ficción televisiva del diario El Mundo, la categoriza como uno de los mejores dramas de la década pasada y de la actual. No en vano ha logrado seis premios Emmy en tres años consecutivos.
Con un complejo argumento se aborda la historia de Walter White, un profesor con una gran maestría en las ciencias químicas que termina transgrediendo lo socialmente establecido y utiliza sus excelentes conocimientos para adentrarse en la producción de metanfetamina. Las pretensiones de la serie están definidas en la primera temporada: mostrar que la realidad no es para nada sencilla, sino compleja y llena de matices. Nada simplista ni fácil de ver.
La serie a pesar de tener un inicio tan terminal- al protagonista se le diagnostica cáncer de pulmón en el primer capítulo- ya lleva cinco temporadas. White pretende sustentar a su familia más allá de lo que la vida le ofrece. Precisamente este motivo argumental podría ser la explicación filosófica de su extensión. Su trama es profunda y su protagonista así lo evidencia. Bryan Cranston, ya conocido como Hall en la serie “Malcolm in the Middle”, se pone en la piel de White y a través de convencidos elementos visuales caracteriza magistralmente al personaje.
Tal vez sea la injusta sociedad capitalista, las estereotipadas concepciones sobre el hombre como cabeza de familia, y sobre todo el diagnóstico terminal, lo que lo llevan a adentrarse en la aventura desconocida de lo ilícito. Walter mantiene dos trabajos para poder mantener a su esposa embarazada y a su hijo discapacitado, teme morir dejando en la ruina a su familia y se enfrenta a la imposibilidad de costear el tratamiento de su enfermedad; pero el orgullo masculino le impide aceptar la ayuda económica de otro hombre. Son muchas las causas que confluyen en una única consecuencia: el cambio de conducta de White que lo lleva a break bad (torcerse).
“Donde duermen los objetos, reposan también en esta serie el sabor de las emociones, la medida de los tiempos y las razones incompletas” así la calificó el profesor de la Universidad Pompeu Fabra, Manel Jiménez-Morales. Mejor no se podría definir “Breaking Bad”. La serie muestra contradicciones, dilemas, indecisiones y ambigüedades a través de su protagonista. Esta vez no se trata del ideal de familia feliz estadounidense. Las intenciones narrativas y dramáticas son críticas con el sistema familiar clásico y con la sociedad capitalista.
“Breaking Bad” cuenta cada etapa de la inmersión y desarrollo de White en el negocio de la metanfetamina azul. El espectador puede sentir y vivir como él sus frustraciones, miedos, nervios y emociones hasta convertirse en uno de los más temidos narcos de la zona desértica de Albuquerque. Sin embargo, aunque la serie trate de traficantes, no se enjuicia como reiteradamente ha sucedido en otras ficciones televisivas. Vince Gilligan ha decidido mostrar la cara oscura de la humanidad esta vez sin posicionamientos.