La desaparición de Patricia Marcos, una joven que acaba de cumplir la mayoría de edad, se establece como hilo argumental alrededor del que gira toda una historia que conjuga tensión, desasosiego y, sobre todo, una feroz incertidumbre. La serie invita al espectador a involucrarse, a lo largo de 14 capítulos, en la búsqueda de Patricia a través de diferentes tramas que colman la serie de constantes giros argumentales marcados por la angustia y el dolor de perder a un miembro de la familia.El misterio en torno al que gira la desaparición de la chica atrapa al espectador desde el primer capítulo y consigue hacerlo partícipe de su búsqueda recabando, junto a los personajes, pistas que puedan ayudar a descubrir el paradero de la muchacha. No obstante, la serie consigue al mismo tiempo confundir y despistar constantemente al espectador proporcionándole indicios falsos que le llevan a sospechar de cualquier personaje que pueda proyectar, en determinado momento, cierto aire siniestro. Un enorme abanico de sospechosos que no permitirá que el público descubra al culpable hasta el último capítulo de la serie.
Desaparecida (RTVE, 2007) es una serie de ficción con toques de realismo impuestos por el tema que retrata dado que pretende representar una situación desgraciadamente siempre presente en nuestra sociedad. La infinidad de casos reales de desaparición de personas es un tema que está a la orden del día en el panorama mediático español. Se trata, por tanto, de un asunto expuesto con ‘demasiada’ asiduidad en los medios de comunicación que incluso lleva a los espectadores a perder cierta sensibilidad con respecto a esta clase de sucesos. Sin embargo,
Desaparecida consigue mostrar el tema desde una perspectiva totalmente diferente y novedosa.Televisión Española apuesta, de este modo, por un tema que toca muy de cerca a la sociedad pero que, tratándolo desde una perspectiva familiar, consigue no aferrarse al sensacionalismo que el asunto pueda llevar implícito. La aceptación del público reside así en esta cuestión. El hecho de no hacer referencia a un caso concreto real es un punto a favor de la puesta en marcha de este proyecto. TVE opta por el valor ético en detrimento del morbo y el sensacionalismo que señalábamos anteriormente.
La elección de un caso ficticio, además de permitir una mayor amplitud de movimientos en relación a la trama argumental, consigue no herir de manera directa la sensibilidad del público y, en concreto, de aquellas personas afectadas por sucesos de este tipo. Es una perfecta estrategia que marca la diferenciación de Desaparecida con respecto a aquellas series que exponen al público los entresijos de la vida de determinados personajes. Es el caso de algunas Tv-movies producidas por cadenas privadas que únicamente parecen buscar el éxito a través de métodos poco ortodoxos basados en airear los trapos sucios de una persona en cuestión. A pesar de ello, estos últimos son productos que funcionan y acaban siendo éxitos de audiencia dado que es el propio público el que muchas veces demanda este tipo de contenidos.No obstante, y a pesar de buscar esa perspectiva familiar,
Desaparecida juega muy bien sus cartas con respecto a la elección del tema. Ya hemos comentado que en el modo de tratar el asunto priman los valores morales sobre la tentativa sensacionalista y morbosa. Lo que se busca en casi todo momento es la identificación del público con el drama vivido por la familia. Sin embargo, huelga decir que el objetivo último de la cadena, evidentemente, es el de conseguir audiencia. Por tanto, no cabe duda de que la elección de un tema de tan difícil tratamiento genera una enorme expectación y el interés de un público sediento, no lo vamos a negar, de algún que otro detalle escabroso.De esta forma, no tanto por mostrarlo de manera explícita sino por el interés que genera o por el propio morbo intrínseco a la materia tratada, la serie consigue una mayor predisposición por parte del público a sentarse frente al televisor cada semana para disfrutar de la historia. Asimismo, como valor añadido es preciso hacer referencia al factor actualidad que proyecta la serie puesto que se trata de un tema que nunca queda desfasado. La serie es de 2007, sin embargo, adquiere un carácter atemporal dado que los casos de desapariciones aparecen cada día en las portadas de periódicos o abriendo cualquier informativo.En relación a esta última cuestión vinculada a los medios de comunicación sería interesante tratar otro aspecto importante en base a la perspectiva desde la que se presenta la historia. Se trata, como no podía ser de otra forma, del papel que desempeñan los medios periodísticos en el desarrollo de la trama. La idea de ofrecer el suceso desde una perspectiva más personal, apegada al entorno familiar, es decir, tratado desde un punto de vista interno, provoca que cualquier óptica externa como puede ser la de los medios de comunicación adquiera un papel antagonista, un obstáculo más al que hacer frente.
Así, en Desaparecida, el hecho de vincular el discurso de manera tan directa al terreno de la familia genera cierta animadversión ante cualquier elemento externo que pueda considerarse un amenaza; algunas veces los medios de comunicación, otras incluso las Fuerzas Policiales. Tanto es así que constantemente en la serie los medios son tachados de manipuladores y acusados de tergiversar la información. Se trata de un detalle paradójico si tenemos en cuenta que, como es evidente, la cadena a la que se hace referencia en todo momento es TVE y resulta contradictorio que tiren piedras sobre su propio tejado.
En definitiva, Desaparecida es una serie necesaria dentro del panorama televisivo español. No sólo por lo relevante del tema social que trata, sino sobre todo por la sobriedad y brillantez con la que lo desarrolla, escapando de tendencias sensacionalistas o escenas que puedan herir la sensibilidad. De esta forma, no es de extrañar el gran reconocimiento obtenido por la serie en certámenes televisivos internacionales y el éxito de audiencia cosechado tanto en España como en Argentina.
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