“Llámame cínico si quieres” por Carlos Manuel Fernandez, alumno UC3m

3 de mayo de 2011

muerte entre las flores

Muerte entre las flores, de los hermanos Coen, 1990.

   La frase que da título a esta entrada no es  una línea de diálogo de la película. Podría serlo, perfectamente, pues encajaría en alguna escena y por supuesto en la idiosincrasia de varios de los inolvidables personajes que pueblan esta historia de violencia, traición y muerte. Muchas veces se ha criticado a los autores por su cinismo, y este film lo tiene todo para contribuir a esa fama. Los personajes los son en mayor o menor medida. La historia está contada con su frialdad habitual, que si alguna vez fue acertada, sin ninguna duda debió ser aquí. Veamos.

   En 1990 los hermanos Coen se juntaron para rodar su propia visión del cine negro. Con un guión lleno de complejas relaciones y personajes y una puesta en escena impecable, la película significó un punto de inflexión en el género. Aquello no era lo que los puristas o los clásicos hubieran esperado de una película de mafiosos en la América de los primeros años del siglo XX. Era algo nuevo, lleno de… ¿cómo decirlo? Estilo Coen. Veamos.
   Tommy es el lacayo de Leo, el gangster que mueve los hilos en esta ciudad sin nombre. Caspar es otro mafioso interesado en la eliminación de Bernie, un estafador de poca monta que le está haciendo perder dinero. Verna, hermana de Bernie, es el objeto de deseo de Leo, y como toda femme fatale en el cine negro, el desencadenante de una trama de violencia y traición. Y es que la chica es de armas tomar, y mientras asegura la protección de su peculiar hermanito anda liada con el bueno de Tommy, un anti-héroe melancólico que siempre fuma y siempre bebe y habla tan poco como su omnipresente sombrero. El conflicto entre Caspar y Leo no se hace esperar, dejando a Tommy en medio de ninguna parte. O mejor, en media de una guerra de bandas que pondrá patas arriba la ciudad.  Veamos.
  La estética, la ambientación, la historia.
   La estética ha de ser una importante preocupación para alguien que quiere hacer una película de época. Los hermanos Coen se salieron aquí una vez más con la suya. Los trajes y los coches, las armas y los peinados, todo está en su lugar. La música y la decoración, todo encaja con naturalidad. También se permitieron introducir su particular sentido del humor, cargado de agria crítica social, por ejemplo cuando el jefe de policía se amilana ante un lugarteniente de un gangster, o un jefe mafioso echa de su propio despacho al alcalde.
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Este fue el tercer largometraje de los Coen y en él quedó patente para siempre su obsesión por hacer de cada fotograma una postal que hablara de manera certera de toda la película. Contiene algunas imágenes para el recuerdo, y un par de escenas que se grabarán a fuego en tu cabeza como referentes cinematográficos inamovibles (el niño descubriendo el primer cadáver que aparece en la peli y Leo salvando el pellejo contra los secuaces de Caspar en su casa en llamas). Los planos contrapicados son una constante, homenaje irrefutable a los clásicos del género, así como la insistencia en los espejos (sobre todo al principio) que auguran la complejidad de los personajes y las relaciones, de este particular mundo de mafiosos en el que, como dirá uno de ellos: “Arriba es abajo. Lo blanco es negro.” Nada es lo que parece en Miller’s Crossing.

 
Una historia sobre ética.

   En la primera escena del film, Caspar explica a Leo su problema con Bernie como una cuestión de falta de ética de éste. Las referencias a la moralidad son continuas durante todo el metraje. Desde el respeto a las “reglas del juego” de la actividad mafiosa hasta la compasión pasando por la lealtad.

Bernie no dudará en traicionar a nadie con tal de sacar tajada como él mismo confesará culpando su inefable forma de ser. La incapacidad de Tommy de matar a Bernie (¿Tommy es incapaz de matar o es incapaz de matar al hermano de la mujer que ama?) le acarreará no pocos disgustos, así como su fidelidad ciega por Leo le provocará también algunos dolores de cabeza.
Una historia sobre amor
 
   El amor está muy presente en la historia como detonante de diversos conflictos y con curiosas implicaciones que analizaremos después. El principal conflicto en torno al amor es la relación prohibida entre Tommy y Verna, que se quieren con locura a espaldas de la autoridad a la que se deben. Este triángulo amoroso desata la guerra entre Leo y Tommy, y marca el desarrollo y el inicio de la guerra en Caspar y Leo.
   Las otras relaciones amorosas de la película las tienen los malos. El impasible danés, lacayo de Caspar, tiene una historia con Mink, y este a su vez le engaña con Bernie. Hasta ahí todo está bien, los malos también sienten amor y todo es muy dulce. Mafiosos maricas que se quieren porque el amor es un sentimiento universal. Pero eh oye, resulta que todos los maricas, son malos.
Llámame homófobo y antisemita si quieres
 
   Si te gustan los chistes de judíos deberías ver esta peli. Disfrutarás con la fina ironía de la conversación entre Tommy y el comisario de policía “¿Qué importa un hebreo más o menos?”, y algunas otras referencias en tono despreciativo al pueblo de Israel. Ya sé ya sé, no tiene sentido acusar de antisemitas a los Coen, son de familia judía, no es más que un reflejo de la mentalidad de la época.
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   Pero luego está el delicado tema de la homosexualidad. Todos los gays de la cinta carecen de escrúpulos. El malo malísimo de la historia es homosexual (y judío) y no sólo traicionaría al más pintado por unos pocos dólares, sino que además es un cobarde llorica y mata a su amante en cuanto este le supone un problema. Su amante a su vez no era ningún angelito, está dispuesto a vender a cualquiera de sus “amigos” por salvar el pellejo. Curiosamente el más respetable (a pesar de ser vengativo y sádico) de ellos, es el que menos gay parece, ya que de alguien tan brutal como el danés uno no espera que le gusten los chicos (y menos los chicos como Steve Buscemi). En esta historia, los gays carecen de la tan manoseada ética, la valentía, la fidelidad y la integridad que al hetero protagonista le sobran;  los maricas no tienen escrúpulos, son unos degenerados sin sentido de la moralidad… no te fíes de un homosexual ni aunque sea el amor de tu vida.

Muerte entre las flores en la biblioteca 

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