Están vivos

14 de marzo de 2019

Para los aficionados al cine de ciencia ficción y terror, John Carpenter es un director que no necesita presentación. Sus largometrajes, que en el momento de sus respectivos estrenos fueron denostados por buena parte de la crítica especializada, han acabado por convertirse en auténticas obras de culto, y su película de ciencia ficción de 1988 Están vivos -que hoy queremos recomendaros- no es una excepción. Se dijo de ella que los efectos especiales dejaban mucho que desear y que las interpretaciones eran literalmente lamentables. Sin embargo, en la actualidad ha sido reconocida como una obra durante mucho tiempo subestimada y una de las mejores películas de la década de los ochenta. De hecho, en 2018 la película fue seleccionada para ser proyectada en la sección Venice Classics en la 75ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia.

La cinta nos presenta a un trabajador de la construcción que encuentra por accidente unas extrañas gafas de sol que le permiten ver el mundo tal y como realmente es. Gracias a ellas descubre que destacados personajes de la esfera política, económica y social son en realidad seres extraterrestres que emplean técnicas de control y mensajes subliminales en los medios de comunicación para mantener sometida a la Humanidad.

La película documental de 2012 The Pervert’s Guide to Ideology, dirigida por Sophie Fiennes y escrita y comentada por el filósofo Slavoj Žižek, comienza con un análisis de Están vivos, y el filósofo esloveno dice sobre ella:

Están vivos es definitivamente una de las obras maestras olvidadas de la izquierda de Hollywood. (…) Las gafas de sol funcionan como una crítica de la ideología. Le permiten ver el mensaje real debajo de toda la propaganda, el brillo, los carteles, etc. (…) Cuando te pones las gafas de sol, ves la dictadura en democracia, el orden invisible que sostiene tu aparente libertad.”

Están vivos también ha tenido un gigantesco impacto en la cultura popular, y se puede citar a manera de ejemplo el famoso icono “OBEY” (Obedece en inglés) del artista estadounidense Shepard Fairey -quien posteriormente diseñó el también famoso cartel de Obama- que está basado en imágenes de la película así como en rasgos del rostro de André El Gigante (en la actualidad recordado principalmente por su papel en la película La Princesa prometida).  Igualmente se puede destacar que la escena de la pelea del callejón entre los dos protagonistas aparece en las listas de mejores escenas de lucha de todos los tiempos: en principio estaba previsto que dicha secuencia solo durase veinte segundos, pero ambos actores -Roddy Piper y Keith David- decidieron luchar de verdad, solo fingiendo los golpes en la cara y la ingle, y estuvieron ensayando para ello durante tres semanas. John Carpenter quedó tan impresionado con el resultado que decidió mantener la escena intacta, que dura cinco minutos y veinte segundos. Y, finalmente, otra de las diversas curiosidades de la película que se puede comentar es que en ningún momento de la trama el personaje protagonista dice su nombre ni nadie se lo pregunta, y solo aparece nombrado en los créditos finales como Nada.

En la Biblioteca también tenéis a vuestra disposición el libro The films of John Carpenter de John Kenneth Muir y otras películas del director como 1997: Rescate en Nueva York, La cosa, Golpe en la pequeña ChinaHalloween, Vampiros, El pueblo de los malditos, y el capítulo “Pro-Vida” de la segunda temporada de la serie de televisión Masters of Horror.

Esperamos que, si tenéis oportunidad de verlas, las disfrutéis.

Por Nacho Larrea, bibliotecario de la UC3M.

 

 

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