Siguiendo una línea de lecturas, comenzando por “La librería” que como algo escandaloso e insólito expone en el escaparate “Lolita”, motivo para releerla a continuación, y por último “Cada noche, cada noche” de Lola López Mondéjar que es cómo la continuación y aclaraciones de “Lolita”, es cómo seguir un hilo argumental, que ha resultado satisfactorio. Hilo que ha surgido por casualidad pero bien llevado.
En esta breve reseña voy a hablar de “Cada noche, cada noche” que es la menos conocida de estas pero también muy interesante e intenta desmontar ideas que pudo desencadenar “Lolita” en el momento de su publicación.
La hija de Lolita, Dolores Schiller, en un momento muy duro de su vida al conocer las consecuencias de su enfermedad, decide contarnos su vida y la de su madre, a la que nunca ha conocido y que tanto la ha marcado. La narración en primera persona hace sentir al lector que el texto está dirigido a él, cómo si cada uno de nosotros fuésemos su interlocutor.
Es un momento difícil en el que necesita reconfortarse con el pasado, y a través de sus recuerdos conocemos los miedos, sensaciones e inquietudes que ha tenido a lo largo de su vida.
En la narración se superponen dos vidas la suya y la de su madre, que conoce por su padre y por los diarios que este le entregó al cumplir los 20 años. Las vivencias de su madre que dejó en los diarios aparecen intercaladas en el texto, necesita poner su voz y hacer justicia a la vida de su madre. En estos escritos hace referencia a lo que vivió Lolita pero desde su punto de vista de ella, en el libro de Nabokov únicamente conocemos la versión de Humbert.
Una aportación muy interesante es que el propio Nabokov participe en la historia pues vive en Montreux, Suiza, coetáneo de Humbert Humbert.
Al indagar sobre la verdad de su madre denuncia muchas verdades incómodas como la soledad, la orfandad, abusos a menores, la enfermedad.
Una vida muy marcada por la orfandad, con una sensación grande de soledad y desamparo, sentimientos que no podrá quitarse de encima el resto de su vida. Estas dos vidas que se entrecruzan en el relato están marcadas por una sexualidad impuesta en la madre y una ausencia total de deseo sexual en la hija, tema que quiere solucionar pero no es posible.
“Ese hombre, ese varón blanco, culto, egocéntrico, convirtió la vida de mi madre en un infierno. Aprovechó su poder, su edad, la indefensión de una niña, para imponer en su cuerpo su deseo como un conquistador impone su gobierno en las colonias desarmadas. Lo odio.”
El texto está salpicado de referencias literarias, cinematográficas y musicales, así como también un pequeño estudio de distintos filósofos que han tratado el tema de la pederastia.
Al leer esta novela las sensaciones que he tenido son como un juego entre realidad y ficción y ficción dentro de la ficción.
Recomendable leer estas tres lecturas pues se van complementando, y las tres son muy interesantes. En nuestra biblioteca hay ejemplares de “Lolita” y de “La librería”.
Rosa Jiménez Villarín