Donado por su autora, Noemí Trujillo (alumna del Grado en Humanidades) ha entrado en nuestra biblioteca el libro Un lugar con nieve (antología poética 2008-2015). He aquí la reseña que nos ha mandado Paz Martín-Pozuelo, profesora del Departamento de Biblioteconomía y Documentación:
Un lugar con nieve de Noemí Trujillo, versos que limpian
Paz Martín-Pozuelo
Un domingo de primavera de hace tanto que no puedo ubicarlo en el tiempo, la nieve nos sorprendió de madrugada. Las calles de Madrid se habían vestido de blanco. Niños, padres, abuelos y amigas cogidas del brazo salieron a contemplar ese espectáculo tan hermoso como inesperado. Por entonces, yo andaba sola por el mundo, vivía en un piso de estudiantes que, en los fines de semana, se quedaba vacío. Aquella mañana, lo recuerdo bien, yo era su única habitante. No tuve a quien confiarle la emoción de abrir la ventana y toparme con esa luz intensa, no tuve con quien bajar a pisarla. Pero lo hice. Bajé a la calle sin más compañía que la de mi propia alegría y con ella disfruté el aire limpio, el blanco inmaculado, las risas y los gritos de los niños. Recuerdo pasear tranquila, pisar para que mi huella acabara por confirmarme lo que ya sabía, que no era un sueño, que la nieve había estado cayendo toda la noche. De repente, lo recuerdo bien, me sorprendió una emoción extraña, distinta, una emoción que no precisaba más compañero que mi corazón, que me bastaba con disfrutar en el silencio de mí misma.
Es lo que sucedió con Un lugar con nieve de Noemí Trujillo. Llegó a mis manos directamente desde las suyas, en un momento especial, limpio de dudas, en un momento en que el frío no me dejaba hablar, en el que las palabras me sobraban y al mismo tiempo tanta falta me hacían. Abrí el libro cuando aún estaba con ella, alcancé a leer su dedicatoria y supe que, como la nieve en aquella mañana de primavera, este Lugar con nieve lo iba a disfrutar en silencio. Y en silencio, en el silencio de la ausencia, fui disfrutando la lectura de esta Antología. Fui conociendo a la mujer fuerte y frágil, a la poeta que se le escapa por la mirada, que salta la cima de la ternura, que abre la puerta a la verdad antes que a nada en el mundo, fui conociendo a Noemí Trujillo.
Un lugar con nieve, recoge siete años de una vida que su autora dedica en exclusiva a Lorenzo Silva, su marido, a quien regala un amor que creció Lejos de Valparaíso, poco antes de sentirse Una Muchacha de ojos tristes. Y, a medida que avanzaba en la lectura cálida, sin disfraces, sin etiquetas, sin miedos, sin ataduras, de estos poemas me fue abandonando la ausencia, me fui llenando de emociones, de mares, de temblores, de amor, de todo el amor del que Noemí Trujillo, su autora, decía querer llenarse: el amor es la luna de septiembre en nuestra ventana. Noemí la mujer en la que creo, la poeta que sangra, que busca la vida, que encuentra en los árboles y en la tierra razones, espacios para el amor y para el deseo. Por sus versos pasea su inocencia, la amargura de la espera, la desazón del miedo, sus enaguas, la sensualidad, la verdad…. Noemí Trujillo, mujer y poeta que deambula por el mundo buscando en cada rincón la nieve que la limpie.
Un lugar con nieve como aquella mañana de primavera me regalaron la paz que en aquel mes de enero no encontraba por ningún sitio y supe que también esta tristeza y todas las que pudieran sobrevenir más tarde, acabarían evaporándose en el mismo momento en que volviera a leer a Noemí Trujillo.