– Espere, lo tengo en la punta de la lengua.Todo empezó así.
Era como si me hubiera despertado de un largo sueño, pero yo seguía suspendido en un gris lechoso. O a lo mejor no estaba despierto, y estaba soñando. Era un sueño extraño, sin imágenes, poblado de sonidos. Como si no viera y tan sólo oyera voces que me contaban qué era lo que tenía que ver. Y me contaban que todavía no veía nada, salvo humo a lo largo de los canales, donde el paisaje se disolvía. Canales: Brujas, me dije, estaba en Brujas, ¿había estado yo alguna vez en Brujas la muerta? ¿Donde la niebla fluctúa entre las torres como el incienso con que sueña? Una ciudad gris, triste como una tumba de crisantemos, donde la bruma pende desflecada de las fachadas como un tapiz…
Esta “Novela ilustrada” de Umberto Eco nos sumerge, entre abundantes imágenes de tebeos de décadas pasadas, carteles de cine, fotografías antiguas, anuncios de periódicos, grabados oscurecidos por el tiempo, portadas de novelas ilustradas, de libros infantiles y hasta de sellos y de librillos de papel de liar tabaco, en el proceso de recuperación de la propia memoria, incluso de la propia identidad, de un hombre que despierta en el hospital una mañana y no sabe quién es, no conoce mujer hi hijos, profesión ni gustos. Encerrado en la casa donde vivió su infancia con todos sus libros, tebeos, discos, recortes de periódico y carteles de película de su infancia tratará de reconstruirse a sí mismo a partir de estos materiales: lo leído, lo visto, lo gustado.
Dónde encontrarlo en la Biblioteca: C/D N ECO MIS