La cocina impúdica, anónimo

Nov 20, 2007 | 365 días de libros

La cocina impúdica: recetas secretas de una mujer de mundo reveladas a quien pretenda serlo. Hemos sacado este libro de una selección de títulos sobre gastronomía, alimentación y nutrición que están disponibles en la Biblioteca del Campus de Colmenarejo de la Universidad Carlos III de Madrid, que se pueden ver esta semana en una pequeña exposición.

Aparentemente se trata de un libro de cocina, de la que podríamos llamar “cocina picante”, y quizá alguien piense en relacionar este libro con esos restaurantes “eróticos” especializados en despedidas de solteros o celebraciones de divorcios. Pero en realidad nos encontramos ante una obra literaria más que culinaria, donde su autora -anónima- va detallando la preparación de ciertos platos al hilo de una anécdota de su vida, de un encuentro con personajes célebres, la visita a un hotel o a una exposición, una noticia o un hallazgo casual. La autora -¿o autor?- se confiesa “mujer de costumbres fáciles” escribe en París entre 1919 y 1931 (La “Belle Époque“) y nos relata, por ejemplo:

  • cómo preparar el “puré de habas con achicoria silvestre” con hierbas recogidas en el Bois de Boulogne por “dos bellas jovencitas morenas, de piel clara y posiblemente caderas opulentas”
  • o los “culitos bretones a la sidra“, receta del Grand Hôtel di Dinard “para ciertos turistas ingleses de gustos un poco particulares que leen a Oscar Wilde y dan paseos a la luz de la luna”
  • o la “crema de apio” que le sugiere la madame mientras le tiraba de los lazos del corpiño y recitaba “Si l’homme savait l’effet du céleri, il en remplirait son courtil” (Si el hombre supiese el efecto del apio, llenaría con él su patio)
  • o la “sopa de Afrodita” que le enseñó a preparar el político conservador Carlos Maurras
  • o la “fabada asturiana, un plato fogoso para una tarde de amor que se apaga lentamente en el ron con las primeras luces de la noche”, receta de un poeta surrealista
  • o la “perdiz asada con berzas“, receta de un criador de avestruces en Gales transmitida por el escritor de novelas góticas Algernon Blackwood
  • y para postre, por ejemplo, las “trufas al café con coñac“, elaboradas con la variedad diablotin “parecidas a las chocolatinas afrodisiacas de cantárida que se importaban de Italia y que, según parece, Sade usaba para aturdir a sus conquistas”.

¡Que aproveche!

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