“Los de Bilbao nacen dónde quieren” novela autobiográfica de María Larrea, que escribió por la necesidad de encontrar sus orígenes y reencontrarse a sí misma, después de enterarse que era adoptada, ya siendo adulta. Necesitaba conocer su pasado, la verdad, un secreto que no había sabido hasta los 27 años, al que se enfrentó y para ella tuvo una repercusión muy impactante.
Escrita en primera persona, describiendo muy bien las situaciones y sentimientos. No es un relato lineal, alterna hechos del pasado con los del presente. Indaga en su ascendencia, después de la desazón y el desconcierto que le ha dejado la noticia, necesita saber la verdad para poder seguir adelante. El cuidar a su hijo la ayuda, haciendo cosas muy básicas.
“Estoy estupefacta. No puedo siquiera articular un pensamiento o hablar, apenas si puedo tragar, tiritando en el baño glacial en el que me ha hundido esta frase. Siento cómo cae el telón sobre mi vida, como si el grueso telón rojo del teatro de la MIchodière cayera sobre mi nuca rompiéndome las cervicales.”
Obsesión por conocer su historia, lo que la lleva a comenzar una larga investigación. Se siente traicionada, con sensación de culpa lo que la produce un desmoramiento psíquico. Inicia pesquisas en el nacimiento de sus padres, y conoce unos ambientes duros, miserables, ruines, de maltrato y de abandono. Son situaciones muy difíciles, que le hacen pensar que los tres han sido abandonados, una familia de tres huérfanos.
La historia se centra en la trayectoria de sus padres y en la de ella, para que la ayude a entender su existencia, tiene un profundo sentimiento de abandono, al final de la novela reivindica el término “bastarda”.
Sus padres, emigrantes españoles en París, se la llevan allí a vivir y transmite muy bien la experiencia de cuando vuelven en las vacaciones a Bilbao, la gente idealizaba su día a día. En París la situación es difícil para ellos, por la dificultad del idioma, la falta de un entramado familiar, y las circunstancias laborales pues tienen que trabajar duro.
“En la cola de la aduana, aunque no tenía ni diez años, ya me sentía culpable, aunque no sé de qué. Me sentiré culpable toda mi vida ante las puertas de los grandes almacenes, del aeropuerto, frente a la policía, los profesores, los controladores y los directores.”
Muchos son los temas abordados en la novela, destacando el sentimiento de abandono y la declaración de amor a sus padres adoptivos.
Por la profesión de la narradora, cineasta, en toda la novela hay numerosas referencias al cine y a la literatura. Siendo gran lectora, la literatura ha sido siempre un importante apoyo en su vida.
“Tengo quince años. Oscar Wilde y los lexatines me salvan las noches.”
Novela dura y recomendable que en nuestra biblioteca hay ejemplares.

Rosa Jiménez Villarín