Como cada año se acerca la celebración del DÍA del LIBRO donde autores y lectores se darán de nuevo cita para exponer sus últimas publicaciones, firmar libros, fomentar charlas activas y en vivo y participar en una gran variedad de actividades diseñadas a tal fin.
En el presente 2024 se festejará ya la 83ª edición de la Feria del Libro, siendo el parque de El Retiro quien acogerá las casetas en las que se venderán múltiples ejemplares de las últimas publicaciones bien para descubrir a nuevos autores, para lectura propia, para regalar a amigos y allegados, para conversar con nuestros escritores favoritos…, en breves palabras, para deleite personal del mundo literario.
En España la evolución literaria desde la etapa medieval, a través de juglares y trovadores que declamaban poemas por las cortes y castillos, hasta el siglo XXI ha experimentado grandes cambios: en el siglo XV, con la llegada de la imprenta, se difundieron masivamente las obras literarias y surgieron nuevos géneros como el teatro y la novela; en el siglo de Oro, con Cervantes, Lope de Vega, Calderón… se alcanza el mayor apogeo literario a través de la narrativa, teatro o poesía; en el XVIII y XIX sufre la literatura un declive ante los cambios sociopolíticos que vivió España, volviendo a resurgir una auténtica explosión en el XX con la generación del 27 y generación del 98 al explorar nuevos temas y técnicas literarias; y ya en el actual siglo XXI el mercado editorial está cada vez más dividido entre las obras que persiguen calidad literaria y los best sellers, la ficción, autoficción y las temáticas que miran al pasado para entender el presente, como la Guerra Civil, transición o el terrorismo de ETA.
El fin prioritario de la celebración de este día tan especial no es otro que fomentar la lectura a cualquier edad, desde jóvenes a mayores. Y es que leyendo no sólo adquirimos conocimientos, sino que cultivamos la mente, activamos nuestra memoria, mejoramos la comunicación, estimulamos la creatividad, desarrollamos la capacidad de análisis, conectamos mejor con los demás, vemos las cosas con otros ojos, resolvemos dificultades y problemas con mayor facilidad, mejoramos nuestro vocabulario, nuestra lectura y, cómo no, la escritura en general. Porque una persona que escribe y redacta bien siempre será un referente para los demás.
Así mismo, gracias a los libros, desarrollamos una mayor fluidez verbal, lo que conlleva a ser personas más críticas y menos manipulables. Ya Vargas Llosa lo decía de quienes leían buena literatura. Y Rosa Montero alega que “leer te hace más sabio, más libre, más fuerte”, y no leer es “como vivir en un mundo sin oxígeno”.
Pero, si bien los libros son tan importantes en nuestra vida, ¿por qué hay personas que no sienten placer por la lectura? ¿No han encontrado publicaciones a su gusto y medida? Lo cierto es que hay gente que apenas ha disfrutado del placer que produce leer un buen libro o una atractiva historia. Para algunos ha sido por falta de tiempo, escasez de dinero para su adquisición, falta de interés, sensación de aislamiento o soledad, aburrimiento, escasa atracción por el título o el tamaño del libro …
El escritor Juan José Millás en su última novela Solo humo homenajea al ejercicio de leer y reivindica su importancia durante la adolescencia por el impacto positivo en la construcción de la identidad de los jóvenes. De ahí que en esta novela el autor cuente la historia de un chico que con 18 años, y no habiendo leído prácticamente nada, recibe como herencia a la muerte de su padre un piso y una biblioteca. Aunque no sabe por qué libro empezar, halla en la mesilla de noche las obras completas de los hermanos Grimm, y al comenzar su lectura comprueba lo perturbadora que es la experiencia lectora. Según palabras del propio Millás “la lectura es un estupefaciente”.
Sin embargo, resulta de vital importancia lograr encauzar desde edades tempranas el camino lector en la población; aunque conseguirlo no resulte una tarea nada fácil. La necesidad de familiarizar a los niños con los libros, enseñarles a leer y a amar la literatura les permitirá comprender mejor la realidad y la sociedad en que viven. De ahí la importante labor que realizan los maestros, profesores y, como no, los bibliotecarios. Todos ellos deben amar la lectura e inculcar a los jóvenes la belleza de la literatura. Aunque el hábito de leer es un proceso largo y debe estar bien encauzado, en las aulas, bibliotecas y ámbitos familiares debe trabajarse de forma sistemática para que la adquisición de dichos hábitos lectores nunca se pierda. Por ello se les deben de proporcionar lecturas acordes con sus intereses y nivel de comprensión para que puedan encontrar goce y distracción.
Grandes escritores como Pérez-Reverte creen en la enorme importancia que tiene leer en estas edades tempranas. Así, según este autor, “A los 9 años los niños se hacen lectores o se pierden para siempre”. Para él a esta edad el niño muestra “una curiosidad enorme y está descubriendo el mundo”, por lo que si se le deja que lo haga solo a través de lo audiovisual “ya nunca saldrá de ello”. De ahí la importancia de “profesores hábiles y padres preocupados” que demuestren a los pequeños que la lectura no sólo complementa, sino que enriquece lo audiovisual, pues “una lectura, un videojuego o una película tienen sus raíces en la literatura de aventuras, en la fantástica o en la medieval”. Sin embargo, también reconoce este autor que para él fue más fácil ser lector que lo es ahora para un niño de 9 años.
Para el estudiante universitario la lectura es esencial en su trabajo académico para buscar, ampliar y confeccionar, a partir de las bibliografías recomendadas, los conceptos trabajados en las clases: informes, ensayos, monografías, trabajos de investigación etc. Para ello deberá poner en práctica su habilidad lectora y su capacidad para seleccionar los materiales que necesita y le prestan las bibliotecas. Aunque no debemos olvidar que leer sin comprender el auténtico sentido de las palabras nunca proporcionará provecho alguno. Ya lo decía Makarenko: “La lectura debe impresionar, debe ser comprendida”.
Pues… a pesar de que son muchos los factores que pueden influir en el escaso interés por la lectura, convendría abordarlos y tratar de adaptarlos al momento en que vivimos. ¿Cómo? Dando prioridad a las nuevas tecnologías digitales, mediante el uso de audiolibros, ofertando libros de series y películas de éxito, regalando tarjetas con crédito para su adquisición o simplemente manteniendo su presencia física por distintos espacios de la casa. Los jóvenes que crecen estando rodeados de libros suelen mostrar más interés por ellos y tienden también a leer más. De ahí la enorme importancia de ver leer en sus hogares a familiares, o a compañeros y profesores en los centros de enseñanza, en lugares de ocio, clubes de lectura y otros.
Actualmente, y aunque nos resulte un tanto extraño de creer, los jóvenes han aumentado su tiempo de lectura debido al fomento de esta disciplina por parte de los booktubers o instabookers (creadores de contenido principalmente literario), quienes realizan debates, críticas literarias, conversaciones, recomendaciones de libros actuales y clásicos a través de sus redes sociales.
Sumergirse en los libros, nos permitirá abrir las alas y disfrutar de la magia de tantas experiencias por descubrir. Ya J. K. Rowling lo decía: “Creo que algo muy mágico puede suceder cuando se lee un buen libro”. Pues nunca lo olvides: “cuanto más leas, más cosas aprenderás y sabrás”.
JAVIER GONZÁLEZ PÉREZ