Tara Westover en “Una educación” narra su trayectoria vital, de forma autobiográfica, nos cuenta en el ambiente que se crió y educó en un pueblo de Idaho en el seno de una familia mormona fundamentalista con un padre muy dominante, severo y riguroso, una madre sumisa que aceptaba las directrices marcadas por el padre y unos hermanos, que como ella estaban sin escolarizar, sin acudir a la medicina ni a organismos oficiales.
Un ambiente muy cerrado y que según sus padres tendrían que llegar a ser autosuficientes. Tiene gran importancia el entorno montañoso en el que transcurre su vida.
“Mi madre no quería ser comadrona. había sido idea de papá, formaba parte de su plan para ser autosuficientes. Nada le desagradaba tanto como depender del Gobierno.”
Es un relato líneal en el tiempo, bien unidos los acontecimientos mostrando los conflictos familiares y personales. Y dividido en tres partes, que se corresponden con la infancia, la juventud y la madurez.
En estos mimbres se desarrolla su infancia y adolescencia, con unas convicciones tan fuertes las del padre que algunas veces peligra la integridad física de sus hijos. En algunas ocasiones se rebelan pero al final son dóciles y obedientes y temerosos. Gran importancia de la figura paterna lo que les provoca sensaciones contradictorias, manifestándose problemas en las relaciones sociales.
Su llegada a la Universidad, no exenta de dudas y problemas familiares, conoce otra forma de comportarse lo que le produce un gran sentimiento de culpabilidad pues en el fondo tiene muy arraigados todos los condicionamientos de su educación. También siente vergüenza y desasosiego cuando no hace aquello que en su formación era lo deseable. Hay muchas discordancias entre el mundo estricto de su padre y el que conoce después porque tampoco era el suyo.
Es muy interesante como analiza la influencia extrema de la religión, privando de libertad de pensamiento y expresión, sin criticar a ninguna religión en particular. Es la interpretación de la religión que hacen algunos miembros, pues ella ve que otras personas son más relajadas en los preceptos sin dejar de seguir esa religión. Es una crítica a aquellos que la llevan a extremos demasiados fundamentalistas.
Muestra que los problemas de la infancia afloran en la juventud. Hay una cierta luz cuando la autora lucha y trata de escapar del entorno familiar tóxico pero produciendo una convulsión personal que tiene que resolver.
Rebelarse y cuestionarse la llevaría a tomar decisiones muy comprometidas y actuar en consecuencia. Tiene que tomar las riendas de su vida y armarse de valor para poder salir de ese entorno.
“Me preguntaba qué ha de hacer una persona cuando sus obligaciones con su familia están reñidas con otras obligaciones, con las que tiene con sus amigos, con la sociedad, consigo misma.”
Obra recomendable, que merece una lectura, pues nos abre una puerta a las consecuencias de una educación con falta de libertad que siempre acabando aflorando en la juventud y madurez.
Rosa Jiménez Villarín