Gloria Fuertes contó su vida en sus poemas (veintitantos de ellos se llaman “Autobio”, “Autobiografía”, “Nota biográfica” o similares, incluyendo “Autoepitafio”), sus papeles de identificación están en verso suelto, y por sus versos sabemos que nació en Madrid, en el popular -por no decir pobre- barrio de Lavapiés (calle de la Espada número 3) en junio -o en julio, que hasta en eso nos confunde- de 1917. Deliberadamente confunde a los biógrafos contestando en versos cuando en entrevistas le preguntan por su vida, contando su vida cuando se pone a escribir versos.
No pudo estudiar mucho -costura, puericultura, sus labores– y comenzó a trabajar muy joven, cuando llegó la guerra, en tristes oficinas donde Dios y el botones saben que no soy tonta, y escribe como ha hecho desde que, de niña, leía en voz alta sus cuentos a otros niños en las escaleras de su casa: escribo lo que me pasa y lo que le pasa al que a mi lado pasa. Escribe poesía para sí misma: sé escribir, pero en mi pueblo / no dejan escribir a las mujeres.
Dice Gloria Fuertes en el prólogo autobiográfico de “Obras Incompletas” (1975): “En 1955 volví a estudiar, hice biblioteconomía e inglés durante cinco años, todo esto sin dejar de trabajar ni de escribir. Fue una de mis épocas más felices. Aquellos años, en que ya al frente de una “Biblioteca Pública”, aconsejaba y sonreía a los lectores. Mi jefe era el libro ¡yo era libre!”. Este texto me hizo indagar qué fue lo que estudió, dónde lo estudió y al frente de qué biblioteca pública estuvo. Como en tantos detalles de su vida, la mezcla entre poesía y verdad nos afecta a los interesados en sus andanzas, que nos entusiasmamos imaginando a Gloria, moderna bibliotecaria organizadora de actividades de promoción de la lectura para niños o de difusión de la poesía para adultos en una biblioteca pública madrileña. Un intercambio de correos con la Fundación Gloria Fuertes me aclara que “Gloria estudió biblioteconomía en el Instituto Internacional y trabajó como bibliotecaria en él. La Biblioteca del Instituto fue la única en la que trabajó”. Desde la actual Biblioteca del Instituto Internacional, basándose en el testimonio de las compañeras más veteranas, me aclaran en una conversación “parece ser que tras estudiar obtuvo una beca para trabajar en la propia biblioteca, en la sección de adultos”.
De 1955 a 1958 Gloria estudió allí un curso práctico de biblioteconomía y de 1958 a 1961 trabajó -con una beca de colaboración- en la Biblioteca del Instituto Internacional. Durante sus años como bibliotecaria escribe, desde luego, y publica en 1955 la obra de teatro para niños “El chinito Chin-Cha-Te” y en 1956 los cuentos infantiles de “Villancicos” y “Pirulí”; en 1958 obtiene la Primera Mención del Concurso Internacional de Poesía “Lírica Hispana” de Caracas con su poemario “Todo asusta” y en 1959 el Premio Acento con el libro “En pie de paz”; ya tenía escritos y publicados los poemarios “Isla ignorada” (1950), “Antología y poemas del suburbio” y “Aconsejo beber hilo” en 1954. Poeta por los cuatro costados, cuando ingresó como alumna de inglés y biblioteconomía en el Instituto Internacional en 1955 ya había pisado sus aulas como ponente en 1953 de la mano de Carmen Conde, directora de un Curso de Poesía Femenina Actual en el que además participó la también bibliotecaria y poeta Concha Zardoya. “Todo asusta”, de 1958, “Ni tiro, ni veneno, ni navaja”, de 1965, “Poeta de guardia”, de 1968, “Cómo atar los bigotes al tigre”, de 1969, y “Sola en la sala”, de 1973 son los libros que, junto a sus tres primeros poemarios citados más arriba, incluye el presente volumen de Obras incompletas.
¿Le gustó ser bibliotecaria? Seguro que sí, ella asegura que fue una época feliz. Pero sus versos no me catalogues / no me catafalco creo que expresan su suprema libertad y que simbolizan su marcha de un empleo bibliotecario en busca de una carrera de escritora.
El prólogo autoprólogo de sus Obras Incompletas (1975) felizmente incompletas es una explicación de su biografía desde sus poemas.“Fui surrealista sin haber leído a ningún surrealista; después, aposta, “postista”. La postista que irremediablemente iba para modista”. Este libro reúne en un solo volumen la poesía “para adultos” de Gloria Fuertes, publicado en la época en que fue más popular precisamente como autora de poesía para niños. En el año 2017 con motivo del centenario de su nacimiento se sucedieron multitud de homenajes y exposiciones, que en buena parte destacaron el valor de esta poesía “más allá de lo infantil”. Dice ella misma, que es la que mejor lo cuenta, que “los libros aquí incluidos muestran una voz lírica que ha ido día a día -Gloria es poeta de guardia- logrando su propia perfección. El amor, la vida humana, el cotidiano sentir y palpitar dictan a la autora las claves de su mundo poético en donde alientan sus gozos, sus penas y sus esperanzas que ella pone al alcance y al servicio de todos nosotros. Poesía personal y popular a la vez, cuyos rasgos difícilmente caben en etiquetas y clasificaciones”.
Además de este libro recopilatorio, puedes encontrar en nuestras bibliotecas otras obras de Gloria Fuertes.
Honorio Penadés
[NOTA: este texto es un extracto del artículo “Gloria Fuertes, bibliotecaria porque le da la gana” que publiqué en la Revista Mi Biblioteca nº 50 (2017) con ocasión del centenario de la autora.]