Perro verde, de Mercedes Gutiérrez

27 de noviembre de 2017

DOS VERSIONES DE UNA MISMA LECTURA:

Mercedes Gutiérrez es autora del libro de relatos Perro Verde. Es su primera obra y aunque es madrileña muy pronto se instala en Estados Unidos, dónde a su trayectoria profesional une el poder extraer temas e inspiración para sus historias recorriendo el país norteamericano. Los relatos tienen temas en común, el principal es que todos los personajes son muy peculiares y un tanto raros, de ahí supongo que es la elección del título.

“Claudio se sintió estafado. Todo ese tiempo había estado esperando para nada. Para que un perfecto desconocido confesara lo que de sus padres no se atrevían a revelarle. Pero su secretismo no era lo único. Le habían escamoteado años de afecto y el consuelo de saber que él no fue el causante de su separación.”

Son historias tristes de gente perdedora, con cierto grado de fracaso y derrota con temas recurrentes en los distintos relatos. Uno de los temas fundamentales es la venganza y que en algún relato se vuelve en su contra. La soledad es otro de los temas importantes que van asociados a otros como el abandono, la carencia de afectos, el desarraigo y la tristeza. En algunas narraciones se repiten los miedos, las inseguridades y el odio.

Personajes fanáticos, radicales y extremistas también encontramos. Así como el instinto de supervivencia. Situaciones y sentimientos todos muy negativos, poco favorables a la condición humana. Es una galería de personajes vengativos, desarraigados, fracasados y sobre todos con gran sentimiento de soledad.

Estos relatos los puedes encontrar en nuestra Biblioteca y descubrir todas sus inquietudes y desalientos.

Rosa Jiménez

El relato “Cosas sin importancia” es un debate sobre la obediencia debida, sobre la creencia radical -en el sentido etimológico de la palabra- frente a la norma establecida. Sería simplificar decir que hablamos de una monja rebelde; hablamos de dos tipos humanos -el Cardenal y la Madre- que representan la autenticidad frente a la apariencia, con palabras de la autora “desembarazarse de los vahos de la incomprensión que le amordazaban la mente”.
El relato “La maldición” tiene ese sabor desagradable que dejan algunas historias del Antiguo Testamento -los orígenes de la novela según muchos- llenas de celos y odios familiares, infidelidades, traiciones y venganzas, en la historia de un self-made man como un pequeño Gatsby situado en un terreno rural desconocido pero ubicuo. Y como tantas historias del Antiguo Testamento, al contrario de lo que podría parecer no contiene moraleja ni moralina.
El relato “A decir verdad” me parece extraordinario. Desde el punto de vista narrativo de un hombre con un daño cerebral- no conocemos su historia, vamos descubriendo cosas. “Mi memoria, esa extraña cabina de aviador chamuscada por el tiempo”. Un hombre y su memoria reconstruyéndose “que las esquirlas venenosas de esos recuerdos que me acosan, que llevo enquistados en el cráneo…” registra, finalmente, el horror.
El relato “Hacer agua” es de miedo. De nuevo escrito en primera persona, de nuevo la lucha por la identidad -la encontramos en más de un relato- en este caso por parte de un gemelo ¿cómo se dice, huérfano de hermano? Un gemelo solo, que asume la existencia de los dos en su casa “cuatro paredes biliosas que no sé cómo derribar” y ante una madre que… bueno, no digo  más.
Honorio Penadés

 

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