El Holocausto fue un suceso extremadamente negro e inhumano. Quizás por la incomprensión que hoy manifestamos acerca de cómo tales crímenes pudieron cometerse en una sociedad civilizada, el exterminio nazi ha sido representado numerosísimas veces en todas las formas de cultura posteriores. Es un hecho que sin duda ha marcado la forma de ver nuestro mundo, y ha quedado grabado a fuego en el imaginario social. Desde historias románticas que ensalzaban los escasos rayos de luz dentro del infierno (como ‘La Vida es Bella’, de Roberto Benigni) hasta documentales ásperos y de gran dureza (como ‘Shoah’, de Lanzmann), muchas han sido las ópticas desde las que se han relatado estos sucesos. ‘El Hijo de Saúl’, de László Nemes pasará a la historia del cine como uno de los acercamientos más inmersivos.
La película transmite una fuerza y una dureza palpables. No encontramos aquí escenas especialmente gráficas que desafían al espectador a sostener la mirada; de hecho, asistimos a todo lo contrario. Nemes pone continuamente la óptica de la cámara cerca del rostro del protagonista, Sául, un preso judío en Auschwitz que es forzado a trabajar en las cámaras de gas y en los hornos crematorios (un sonderkommando). Los fondos aparecen desenfocados: se intuye el miedo, el terror, los abusos de los soldados nazis, los cuerpos de los muertos… pero se nos niega una visión completa de los mismos. Sabemos lo que está ocurriendo, pero la imagen es confusa y embotada, porque el director nos sitúa allí mismo, en mitad de un horror que difícilmente pueden describir las imágenes.
Se escuchan los gritos de las víctimas del Zyklon B, se observan difusos los cadáveres de los presos amontonados, se captan de vez en cuando los atemorizados susurros de los condenados… pero nada más. Ni grandes planos abiertos, ni imágenes detalladas, ni banda sonora estridente y potente… Se nos ofrece tan sólo un puesto junto al personaje protagonista, acompañándole en sus periplos por el campo de exterminio. Eso es lo que hace a la cinta tan intensa.
Jamás podremos imaginar en su totalidad lo que sería vivir una situación tan horrible como esta en nuestra propia piel. Sin embargo, el realizador húngaro intenta, al menos, compartir de manera más directa un pedazo del horror, ofreciéndonos así uno de los mejores retratos cinematográficos sobre el Holocausto.
El Hijo de Saúl ya está disponible en la Biblioteca de Humanidades.
David López González (alumno de la UC3M)