La Biblioteca de Ciencias Sociales y Jurídicas cumple 25 años en su actual emplazamiento. Quizá os parezca que a pesar de que un aniversario como ese merezca una celebración, el título de este post es un poco exagerado porque ¿acaso se puede amar un edificio? Si estamos hablando de las vigas, los ladrillos, el cemento y todos esos elementos constructivos, pues no, pero si consideramos que un edificio es un contenedor de historias, en ese caso, declaramos nuestro amor al que alberga a la Biblioteca de Ciencias Sociales y Jurídicas desde hace 25 años. Además, para justificarnos, hemos encontrado todas estas razones:
- La primera razón es que este edificio lleva el nombre de María Moliner, archivera, bibliotecaria y autora del famoso diccionario que todos conocemos por su nombre. Una mujer que creía en el poder transformador de la educación y del libro y que como dice Carmen Iglesias en este documental de TVE, “participa de todo ese mundo ilustrado de los años 30 vinculado a la Institución Libre de Enseñanza y a las mejores cabezas y corazones de nuestros antecesores”.
- La segunda razón es el vínculo que se establece la primera vez que atravesamos la puerta que da acceso a su sala de lectura. Es verdad que necesita una actualización y que el paso de los años ha hecho algún estrago en ella pero no podemos negar su belleza, ni tampoco que su forma desata la creatividad, pues hay quien ha imaginado un paseíllo de toreros o una asamblea de la ONU por sus anillos. Así que es conocida como la biblioteca de los anillos (¡nuestro tesoro!) o incluso nos han preguntado alguna vez si era la plaza de toros.
- Otra razón para amarla es que ha presenciado grandes cambios: surgió como una biblioteca completamente automatizada desde sus inicios pero eso no le ha impedido asistir a la transformación espectacular del mundo de la información, desde la preeminencia de libros y revistas en papel a la revolución digital. Para que os hagáis una idea, en un vídeo de esos primeros años aparece Margarita Taladriz, la primera directora del servicio de Biblioteca, mostrando un CD-ROM como una gran novedad. ¡Imaginaos cómo eran las bibliotecas entonces! Así que amamos a nuestra biblioteca no solo por vieja, sino también porque después de todos estos años, es mucho más sabia.
- Y la última razón ya la esbozábamos en la introducción, la biblioteca es, además, el lugar donde ocurren muchas historias, la del edificio que ya hemos comentado, pero sobre todo, las historias de sus habitantes: tanto las del personal que ha trabajado aquí desde entonces o en algún momento de su vida profesional, como las de todos sus usuarios empezando por la primera época hasta la actualidad.
¡Esperamos que la vida nos regale muchos más años de amor!
P.S. Sería fantástico que nos hicierais llegar alguna de vuestras historias en nuestra biblioteca en los comentarios a esta entrada.