Se dice que las novelas de detectives nacieron con Edgar Allan Poe y sus Crímenes de la Calle Morgue, así que París, que era el centro de todo en el siglo XIX, tuvo el privilegio de ser la primera ciudad negra de la literatura. Más tarde, los autores americanos y el cine hicieron que ciudades como Nueva York, Chicago o Los Ángeles se instalaran en nuestro imaginario como los lugares donde todo, también el crimen, ocurría. En los últimos años hemos asistido al surgimiento de escenarios más periféricos y así podríamos citar Atenas o Estambul retratadas por Markaris, el Dublín de Banville cuando actúa como Benjamin Black o La Habana de Leonardo Padura, sin olvidarnos de todas las ciudades nórdicas que hemos conocido a través de los libros de Mankell, Larsson, Nesbo, etc. y de las ciudades españolas retratadas por Vázquez Montalbán, Giménez Bartlett, González Ledesma, Juan Madrid y tantos otros.
Con motivo de la celebración de la 9ª edición de Getafe Negro, las bibliotecas del campus de Getafe (CSJ y Humanidades) rinden un homenaje a esas ciudades que no solo sirven como escenario sino que se convierten en un personaje más de la novela negra.
En la Biblioteca Politécnica Superior (Leganés) se ha preparado una pequeña muestra bibliográfica (y de películas) que intenta reflejar la diversidad de propuestas que nacen en el cruce de géneros. Existe una relación íntima entre el género de suspense y la ciencia ficción. El maridaje viene inmediatamente a la cabeza cuando observamos los universos del género negro trasladados a la atmósfera de Blade Runner, o leemos el ciberpunk de los 90. Detectives que viajan en el tiempo, crímenes con robots involucrados… desde Poe hasta Isaac Asimov, los ingredientes de la intriga y lo policiaco se han venido casando con la ciencia ficción en libros, cómics o películas.
La exposición, titulada De Poe a Blade Runner se ha preparado con los propios fondos de la biblioteca, que se podrán llevar en préstamo.
En la Biblioteca de Colmenarejo se exponen novelas de género negro en su vertiente más popular o “pulp fiction”, término que hacía referencia al papel que se utilizaba en ese tipo de ediciones, realizado con pulpa de madera. Aunque las novelas “pulp” no gozaban del aprecio de la crítica en un primer momento, hoy se han convertido en verdaderos objetos de coleccionista.