¿Quién no conoce The Rocky Horror Picture Show? Basado en una obra de teatro participativa, la película de 1975 es ante todo un divertido musical que no tiene miedo de jugar rompiendo las reglas que se asumen fijas en un contexto hollywoodiense.
Brad Majors (Barry Bostwick) y Janet Weiss (Susan Sarandon) son dos jóvenes recién comprometidos que en su camino para ver al profesor Dr. Everett V. Scott, sufren una avería en su coche. Por casualidad descubren el castillo del profesor Frank-N-Furter (Tim Curry) que está celebrando una fiesta, La Convención Anual Transilvana, una tradición del planeta Transexual, en la galaxia de Transilvania. De su mundo de colores pastel, parejas felices y agresivamente heteronormativo, los protagonistas pasan a una burbuja en el espacio y el tiempo en la que nada es lo que parece, es posible crear vida a partir de la nada y los se respira un ambiente abiertamente liberado.
La película pronto se convirtió en un fenómeno de culto, sobre todo en los círculos queer. En la película no solo vemos reflejadas conductas homosexuales sin censura sino que se abre a un espectro más amplio: géneros fluidos, deconstrucciones de los roles, y sobre todo sin pedir perdón y sin caer en el estereotipo del buen homosexual o la narrativa trágica, una verdadera plaga en el cine de género. Esta narrativa novedosa unida a la interactividad de la película ayudaron a convertirla en lo que es, una pieza de auténtico culto.
El fenómeno de The Rocky Horror Picture Show va más allá. En muchas ciudades del mundo, hay proyecciones periódicas donde, frente a la pantalla proyectada, actores de teatro bailan y representan al ritmo de la película, indicando al público cuándo tiene que usar los distintos elementos de atrezzo (el arroz en la escena de la boda, naipes, serpentinas, matasuegras…). Por cierto, en Madrid hay ahora mismo una representación en activo.
En definitiva, The Rocky Horror Picture Show es una película divertida, un musical que parodia las películas de serie B de los años 70 y sobre todo un film irreverente más progresista que muchas de las películas actuales.
Otras películas parecidas en temática aunque no en estética son: But I’m a Cheerleader, The celuloid Closet, Hedwig and the Angry Inch o Rent.
Cristina Allende Casal (alumna de la UC3M)