Esta novela que tengo entre manos no es muy voluminosa, ni cuenta una historia sorprendente ni muy estridente sin embargo su lectura llega al corazón y una vez terminada cuesta salir de ella, sigo pensando y reflexionando sobre la anodina vida de este profesor. Es entretenida, fácil de leer pero con pensamientos muy profundos.

Universidad de Missouri

A pesar de que no es de gran tamaño narra toda la vida de una persona sencilla, transmitiendo situaciones y sentimientos en la que en el lector participa, unas veces con sorpresa otras con estupefacción o con rabia pero casi siempre de parte del protagonista.

William Stoner, nace a finales del S XIX, hijo único de unos padres sencillos y austeros como la tierra que trabajan. Proponen a su hijo que vaya a la Universidad de Missouri para estudiar Agricultura con el fin de mejorar sus cultivos. Sin embargo en el segundo curso en clase de Literatura Inglesa cambiará el rumbo de sus estudios y de su vida.

“El señor Sahakespeare le habla a través de trescientos años señor Stoner ¿le escucha?”

Esta decisión es fundamental no volverá a la granja y dedicará su vida a la literatura.

Stoner parece un hombre débil, anodino, sencillo y con pocas ambiciones que aguanta la vida sin reaccionar, se deja llevar, excepto por la literatura, que su amor por ella será superior a otros sentimientos.

Entre algunas de sus cualidades están la coherencia, la integridad, que le traerá algunas complicaciones que aceptará con cierto estoicismo y el esfuerzo en toda su vida será una constante.

Su vida sentimental está plagada de errores, sin reacción ni cambio.

En la historia hay un cierto paralelismo con la vida del autor pues ambos fueron profesores de Universidad y su existencia coincidió con grandes acontecimientos como las dos Grandes Guerras y la Depresión Económica, que marcarán su existencia.

Novela publicada hace 50 años pero muy aconsejable su lectura. En nuestra Biblioteca puedes encontrar esta novela y guías de viaje a Estados Unidos para visitar el país del autor y del protagonista.

Rosa Jiménez Villarín