Afortunadamente, a las autoras españolas de novela negra ya no las tenemos que buscar con lupa. Tras muchos años de sequía, estas escritoras por fin son reconocidas, algunas después de una larga trayectoria como es el caso de Alicia Giménez Bartlett y otras con una bibliografía más breve pero de enorme popularidad como Dolores Redondo.
En el prólogo del libro Fundido en negro: antología de relatos del mejor calibre criminal femenino, Inmaculada Pertusa sitúa el nacimiento de la primera detective privada de nuestra literatura en la novela de 1979, Picadura mortal de Lourdes Ortiz. Aunque en los años 80 algunas escritoras tocaron el género, no fue hasta la década final del siglo XX cuando éste se asentó de la mano de dos escritoras y sendas series protagonizadas por una mujer, la de Petra Delicado, que debemos a Alicia Giménez Bartlett y la de Lónia Guiu, iniciada en los ochenta por la escritora catalana Maria Antònia Oliver.
La serie protagonizada por la inspectora Petra Delicado es una de las más conocidas, quizá porque se llevó a la televisión con Ana Belén en el papel de la inspectora y Santiago Segura en el de Fermín Garzón. Se trata de una mujer tan contradictoria como su nombre, aparentemente dura y muy malhablada pero que en determinados momentos revela una gran fragilidad. Además, el personaje va evolucionando a lo largo de los distintos títulos, de modo que en los últimos, Petra empieza a lidiar con un elemento desconocido para ella hasta ese momento: una familia. También Fermín nos va revelando una faceta más familiar, abandonando su viudedad al casarse con una mujer adinerada y recuperando la relación con su hijo.
Rosa Ribas por su parte es la creadora de una serie protagonizada por la comisaria Cornelia Weber-Tejedor, con raíces hispanas por parte de madre, y que investigará crímenes en la ciudad de Frankfurt. Junto a Sabine Hoffman, ha iniciado otra serie en que la protagonista, Ana Martí, pasa de cronista de sociedad en la Barcelona de la posguerra en la primera novela, Don de Lenguas, a formar parte de la redacción de un periódico de sucesos, en la segunda, El gran frío, que se desarrolla en la sierra del Maestrazgo.
Berna González Harbour ambientó la primera novela en la que aparecía la comisaria María Ruiz, Verano en rojo, en julio de 2010, cuando la selección de fútbol estaba a punto de ganar el Mundial. Margen de error, la segunda novela, tiene como trasfondo la España de los recortes y de las protestas. Aunque parece que tiene intención de continuar con la serie de la comisaria Ruiz, en su último libro, Los ciervos llegan sin avisar ha prescindido del personaje.
Pero si ha habido un verdadero fénomeno de masas (teniendo en cuenta nuestros bajos índices de lectura) es el de Dolores Redondo y su Trilogía de Baztán, protagonizada por Amaia Salazar, inspectora de la policía foral navarra. La mezcla de la trama criminal con elementos históricos y mágicos quizá sea la clave del éxito. Gracias a estas novelas muchos de nosotros sabemos qué es un basajaun.
Y ahora vamos a salirnos del discurso de escritoras y protagonistas femeninas porque aunque sí hablaremos de una escritora, Marta Sanz, el protagonista de sus novelas Black, black, black y Un buen detective no se casa jamás no es una mujer sino un hombre, Arturo Zarco, un detective homosexual pero que sigue ligado a su ex-mujer, Paula, con la que mantiene una relación de amor-odio y dependencia que nos regala unas maravillosas y crueles conversaciones telefónicas. Las relaciones personales en estos libros tienen mucho más protagonismo que las tramas criminales pero nunca decepcionan.
Para terminar, mezclaremos la novela negra con la ciencia ficción con la detective replicante Bruna Husky de Rosa Montero. Bruna es la protagonista de Lágrimas en la lluvia y El peso del corazón, se trata de una replicante con fecha de caducidad establecida, ya que una especie de cáncer destruye a todos los de su condición cuando llegan a los 10 años de vida y a ella le restan únicamente cuatro.
Como veis, tenemos un panorama muy variado e interesante en la novela negra escrita por mujeres.
Marian Ramos