Dentro de la 9ª Semana de la Solidaridad de la UC3M que versará este año sobre Educación y Desarrollo contamos con una actividad, la Conferencia “Educación e integración. Ejemplos a través del cine y de la literatura” a cargo del Profesor Daniel Marías, del Departamento de Humanidades: Historia, Geografía y Arte de nuestra Universidad el día 23 de marzo en la Biblioteca del Campus de Colmenarejo a las 12’30.
En el vestíbulo de la Biblioteca se encontrará una selección de fondos (libros y películas) de esta biblioteca con relatos sobre distintos tipos de educación, en distintas épocas y entornos, para ofrecer una panorámica de los debates, los dilemas y los avances de profesores y alumnos.
Comenzamos con “Mal de escuela” de Daniel Pennac:
– ¿Otro libro sobre la escuela, pues? ¿No te parece que ya hay bastantes?
– ¡No sobre la escuela! Todo el mundo se ocupa de la escuela, eterna querella entre antiguos y modernos: sus programas, su papel social, sus fines, la escuela de ayer, la de mañana… No, ¡un libro sobre el zoquete! Sobre el dolor de no comprender y sus daños colaterales”.
Sin salir de Francia encontramos después a “El Gran Meaulnes” de Alain-Fournier, relato del tránsito de la infancia a la adolescencia basado en la introspección y la intuición de tres jóvenes que afrontan el paso a la edad adulta como un salto a lo misterioso:
¡Patio de escuela, en las primeras horas de la tarde, patio que las pisadas de los zuecos habían dejado sin nieve… patio ennegrecido donde sin cesar goteaban, con el deshielo, las tejas del cobertizo…, patio desbordante de juegos y estridentes gritos!
En los mismos años de la educación del Gran Meaulnes pero al otro lado de la frontera podemos leer el relato de Robert Musil “Las tribulaciones del joven estudiantes Törless” que se desarrolla en un decadente y oscuro castillo donde el joven cadete Törless recibe la educación militar propia del Imperio Austro-Húngaro:
Le ocurría algo muy singular con la lectura. Era oficial de caballería y, en general, no le gustaban nada los libros. Cuando leía pretendía, ya al abrir el libro, penetrar, como a través de un secreto portillo, en el centro mismo de exquisitos conocimientos. Debían ser libros cuya sola posesión fuera como una secreta condecoración. La costumbre de leer libros en los que ninguna palabra podía quitarse de su lugar sin que se perdiera su recóndito significado había forjado su temperamento.
Un planteamiento muy distinto, aunque también pleno de un humor amargo, tiene la novela de Miguel de Unamuno “Amor y pedagogía”, la historia de un erudito aficionado, amante de la ciencia y deslumbrado ante el positivismo científico que pretende “diseñar” un hijo como un genio, eligiendo sus genes, su entorno y su educación para que sea un gran científico:
Ya tenemos al niño, al sujeto, y ahora surge el primer problema: el del nombre. El nombre que a uno le pongan y que tenga que llevar puede hacer su felicidad o su desgracia; es una perpetua sugestión. ¿No se oye decir a muchos: “Me debo a mi nombre”? ¡Cosa ardua el cómo me llamen y cómo me llame a mí mismo!
El nombre tiene que ser griego, por ser la lengua griega la de la ciencia: sonoro y significativo además.
Y de la pedagogía a la filosofía llegamos a “El mundo de Sofía” de Jostein Gaarder, novela sobre la historia de la filosofía contada por un profesor de instituto que intentó rescatar la novela pedagógica del siglo XVIII con un relato a la joven Sofía para que entendiera el devenir del pensamiento a lo largo de la Historia, y se encontró con una novela de misterio convertida en best-seller mundial:
Por lo tanto no es de extrañar que Sócrates, a la larga, pudiera resultar molesto e irritante, sobre todo para los que sostenían los poderes de la sociedad. “Atenas es como un caballo apático” decía Sócrates “y yo soy un moscardón que intenta despertarlo y mantenerlo vivo”. (¿Qué se hace con un moscardón, Sofía? ¿Me lo puedes decir?
Estos y otros libros, más algunas películas que enfrentan el tema de la educación cotidiana, difícil, imaginativa y creativa, estarán a disposición de los lectores en los vestíbulos de las bibliotecas durante la Semana de la Solidaridad.