Así es, los de IKEA  podrán presumir de haber llevado la llave Allen a los hogares españoles, pero en asuntos de  catálogos, sabemos mucho más en las bibliotecas, porque  es nuestra piedra angular desde que el mundo es mundo. Lo que ocurre es que el universo de materiales que acoge nuestro catálogo es más diverso, numeroso  y a veces más exótico que todos los KARLSTAD, EKTORP o KIVIK juntos, por poner un ejemplo. Por no hablar que no cabría en un buzón.

Así que cuando queremos comprarnos un sofá  miramos en el catálogo o echamos un vistazo en la tienda  y cuando necesitamos un libro consultamos el de la Biblioteca y ojeamos las estanterías. En cualquiera de los dos casos, siempre hay que apuntar el código de localización para llegar al producto correcto.  No temáis si alguna vez nos oís a los bibliotecarios decir algo como “tienes que consultar el OPAC“, en realidad nos estamos haciendo los interesantes y queremos decir: tienes que ir a un ordenador conectado a Internet y buscar lo que necesitas en el catálogo.

Al catálogo le ha salido además un hermano  que sería algo así como si en IKEA además de encontrar el sofá, te regalaran la persona que interpreta las instrucciones y te monta el mueble, porque sin necesidad de ir a ninguna parte, incluso desde tu casa, puedes leer el texto completo de muchísimos documentos. Ya os contamos algo sobre eso en otro post.

Desde Biblioteca os animamos a usar el catálogo y su “hermano” el buscador para  “redecorar” vuestras búsquedas.