Decía Paul Watson, un conocido documentalista inglés, que los documentales existen porque la gente es curiosa por naturaleza. La increíble historia de “Searching for Sugar Man” es también fruto de una serie de curiosidades; tanto a las personas que investigaron el misterio de Rodríguez en Sudáfrica como a Malik Bendjelloul, responsable del documental, les ha movido el empeño por indagar y contar los sucesos que rodean esta intrigante figura. Watson añadía que esa curiosidad había que convertirla después en algo creativo y útil para hacer un buen documental. “Searching for Sugar Man” es otro ejemplo de cómo esto es perfectamente posible cuando se sabe administrar una materia prima con tanto potencial.
La historia de la música está llena de personajes anónimos, de buenos artistas que sacan discos sin éxito y malviven tocando en pequeños garitos. En los años 70, Sixto Rodríguez era uno de esos músicos. Vagaba por la deprimida Detroit con su guitarra mientras conseguía algo dinero trabajando en la construcción. Un buen día, unos productores se fijaron en él y Rodríguez fichó por la conocida compañía Sussex. Parecía que era su momento: era joven, poseía una curiosa voz y un talento especial para la composición y las letras. En Sussex pensaban que sus dos discos, Cold Fact (1970) y Coming from Reality (1971), serían todo un boom en el mercado. La realidad quiso dar la contraria a estas expectativas; en Estados Unidos las ventas fueron muy pobres y Rodríguez no volvió a grabar ninguna otra canción. Quién habría dicho entonces que, en la otra parte del mundo, Rodríguez se haría más famoso que los Rolling Stones. En pleno apartheid, Sudáfrica tenía un nuevo ídolo, un carismático autor que se convirtió en mito bajo el sol de Johannesburgo y Ciudad del Cabo.
La leyenda y las especulaciones sobre su vida fueron aumentando con el paso de los años. A diferencia de otras estrellas musicales de la época, nadie sabía absolutamente nada de Rodríguez. ¿Quién es este hombre? ¿Por qué no triunfó en Estados Unidos, pero sí en Sudáfrica? ¿Cómo y por qué desapareció? Probablemente, “Searching for Sugar Man” funciona tan bien porque Malik Bendjelloul es capaz de fascinar al espectador planteando estas preguntas y, sobre todo, porque es capaz de controlar e ir dosificando las respuestas a medida que pasan los minutos.
El joven director -y actor- sueco decide manejar y mantener nuestro interés a través de un relato con una forma no especialmente arriesgada; es un documental relativamente clásico en su estructura y estilos. La entrevista y los testimonios, mezclados perfectamente con la música de Rodríguez, son los que dominan la narración en todo momento. Las partes de la película van encajando así de forma natural. Sin embargo, se puede ser original e inventivo dentro de estos parámetros: “Searching for Sugar Man” proporciona suficientes elementos de interés como para que también brillen sus técnicas documentales. Por ejemplo, impresiona el buen uso de la animación y su aportación al imaginario colectivo que va creando la película. No hay duda que Bendjelloul calculó todo al milímetro; la apasionante historia va dando efectivos saltos, protegiendo en todo momento la tensión y las emociones que va lanzando.
“Searching for Sugar Man” ha sido galardonada con el Oscar al Mejor Documental del 2012. Seguramente, uno de los reconocimientos más indiscutibles que ha hecho la Academia este curso. Todos están de acuerdo en que contar la historia de Rodríguez no era algo fácil, pero lo más complicado que ha conseguido el documental es acercarnos realmente al enigma Rodríguez, a la humanidad de un personaje único. Y todo gracias a la curiosidad. Si tú también eres curioso – o aunque no lo seas-, no lo dudes, este es el documental que tienes que ver este año. Arturo Tena, alumno de la UC3M