Se creó en el territorio soviético anterior a la invasión hitleriana pero no sería hasta 1944 cuando saliera publicada. Durante los primeros años de la invasión el cineasta abandonará el país, algo que hará enriquecer a sus films y cosechar grandes éxitos. Pero pronto volverá, a pesar de que la ideología de la mayoría de sus películas era fuertemente criticada en el mismo, incluso podía convertirse en un delito.
Para Eisenstein, el montaje es tan indispensable como los restantes elementos que contribuyen a la eficacia del cine. Defiende que la misión de nuestras películas es narrar con lógica, coherencia y con el máximo de capacidad patética y emocional; y el montaje ayuda eficazmente a realizarlo. Además, considera, la naturaleza del montaje, lejos de romper con los principios del realismo cinematográfico, es uno de los procedimientos más lógicos y más legítimos para hacer surgir el realismo del contenido. Afirma que los maestros del cine no deben estudiar únicamente el arte del escrito y el del actor, sino dominar a fondo el arte del montaje.
Así muestra en su película “Ivan el terrible”, la teoría en la que él mismo creía. Con una gran soltura del montaje, muestra la historia sin que el espectador note los cortes del montaje. Es decir, el espectador se queda con el resultado final, no con los procedimientos que se han llevado a cabo para crear el largometraje.
Lo cierto es que ya en los años 40, este cineasta tenía una visión clara de cómo mostrar su obra realizando cortes que, en la mayoría de los casos, nada tienen que envidiar a los actuales. Aunque para buscar los orígenes de los montajes de Eisenstein tendríamos que remontarnos algunas décadas antes, llegando incluso a los años 20, dando sus primeros coletazos con técnicas rudimentarias.
Desde el principio del film podemos admirar la destreza que tiene el director con el montaje. Comienza con un primer plano de la corona del Zar, mostrando el lujo de la misma. Pasará a un segundo plano en el que se podrá observar el mismo objeto. Todo esto está muy bien iluminado. Ya aquí nos deja claro que lo que va a contar es una historia en la que el líder del país vive con grandes lujos, no nos hace falta nada más para saberlo, exactamente igual que se le ocurriría en la actualidad a cualquiera de los directores de cine.
Jugará perfectamente con la composición del plano, con la luz y la sombra para crear algo más que un film, para darle sentido y equilibrio a la propia imagen.
Solo con el primer segundo de la película ya nos queda claro, de igual manera, el misticismo que la caracterizará. La corona del Zar tiene piedras preciosas colocadas en forma de cruz.
Pero no solo en sus imágenes, sino también en el guión, muestra su poder para montar. Los personajes dicen cosas que, más allá de contar la historia, establecen una simbología referente al desarrollo del film y que, en muchas ocasiones, nos da pistas de lo que sucederá a continuación. Además muestra esa ambición política que caracterizaba a sus films, que ayudaba a las clases bajas a seguir luchando por sus derechos.
Con el texto queda también latente el misticismo del que se ha hablado, en muchas ocasiones hacen alusiones a aspectos religiosos. En muchas ocasiones está incluso acompañado por haces de luz, que crean esa sensación divina.
No hace nada más que mirar el pequeño fragmento que aparece a continuación para darse cuenta, en las escenas que muestra, de todo eso que se ha dicho de él: la importancia de lo religioso, los lujos, la composición de la imagen (por ejemplo en la escena que aparece la mesa con la mujer al fondo, en el centro, rodeada de velas a ambos lados de forma simétrica, y poco a poco van apareciendo las copas para brindar, quedando también en el centro, de abajo a arriba), el manejo de la luz y las sombras…