Después de varios años deseando ir al Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, finalmente conseguí asistir a esta última 44ª edición. Debo precisar que, por un lado, sólo pude estar presente en la segunda mitad del Festival y, por otro, que aparentemente la gente es mucho más rápida que yo a la hora de comprar entradas por Internet, por lo que no tuve oportunidad de ver todas las películas que hubiera querido. A continuación haré unas breves citas de las que sí tuve oportunidad de disfrutar.
Transcendent Man, el inquietante documental sobre la vida del inventor y visionario Ray Kurzweil, nos acerca a una de las figuras más polémicas de los últimos tiempos en cuanto a las previsiones sobre el futuro de la especie humana se refiere.
Extraterrestre, el segundo largometraje de Nacho Vigalondo, consigue algo que, en mi humilde opinión, nunca nadie había logrado hasta la fecha: combinar una invasión alienígena con una comedia romántica de enredo. Sencillamente espectacular. Si alguien aún no ha tenido oportunidad de ver la ópera prima de este director, los Los cronocrímenes, que no olvide que el DVD le está esperando en la Biblioteca de la Universidad.
Ni que decir tiene que a los puristas del cine de artes marciales no defraudará Shaolin de Benny Chan, peso pesado de la Industria de Hong Kong. Pese a que la duración de la cinta podría parecer excesiva a algunos, el delicioso cameo de Jackie Chan sin duda lo compensa con creces.
Poulet aux prunes, de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, se nos muestra como un hermoso cuento de tradición persa en el Irán prerrevolucionario. De Satrapi, quien no necesita presentación, podréis encontrar en la Biblioteca de la Universidad, además de su largometraje Persépolis, sus obras gráficas Persépolis, Bordados y Pollo con ciruelas, en el que se basa la película presentada en el Festival.
Por su parte, la coproducción argentino-hispano-colombiana El páramo, de Jaime Osorio Márquez, y la estadounidense Apolo 18, de Gonzalo López-Gallego, ahondan agradablemente en la ultimísima oleada zombie y en la siempre rentable ciencia ficción conspirativa, respectivamente.
La película noruega The Troll Hunter prosigue felizmente la tendencia iniciada a finales de los años noventa con The Blair Witch Project, de falso documental con cámara en mano aunque, por supuesto, con un despliegue de efectos especiales abrumador.
Drive, del director Nicolas Winding Refn, largometraje de cine negro con deliciosas referencias al cine de los años ochenta, nos presenta a un interesantísimo protagonista increíblemente brutal a la vez que increíblemente tierno. Los amantes del cine de coches y velocidad sin duda agradecerán esta cinta.
The artist, de Michel Hazanavicius, delicado relato dedicado a las dificultades que tuvieron la inmensa mayoría de los actores del cine mudo para adaptarse al sonoro, se convierte en un hermoso ejercicio de estilo y en un digno monumento a todos aquellos actores que quedaron atrás.
El largometraje de animación Tatsumi, del director Eric Khoo, nos presenta la vida del historietista Yoshihiro Tatsumi, peso pesado del manga japonés, cuya obra es indispensable para todo aquel que quiera aproximarse a la novela gráfica del país nipón.
A lo largo de las próximas semanas iré añadiendo nuevas entradas en las que intentaré analizar, de forma más amplia, y por supuesto comentar con tod@s vosotr@s, las películas aludidas en líneas superiores. Un saludo y espero veros en el Festival del próximo año.
Nacho Larrea