Desde que empecé a viajar como reportero, siempre me acompañó la sombra del malestar producido por el hecho de pertenecer a un mundo y a un cierto grupo social que vive protegido, completamente al margen, de la violencia y la pobreza. Durante los primeros viajes no era demasiado consciente de ello, pero poco a poco este hecho paradójico (yo me ganaba la vida contando historias de las que me encontraba a salvo) empezó a confundirme, hasta el punto de no saber con certeza adónde pertenecía.
Áfricas trata especialmente sobre las masacres ocurridas en Ruanda en la primavera de 1994, así como del abandono y la violencia que sufrieron algunos países del continente durante la década de los noventa (…) El genocidio, los niños soldados, la pobreza, la enfermedad, el expolio de los recursos, la desesperanza y el derrumbe de la vida civil son el telón de fondo de un texto que quisiera ser también una reflexión sobre la condición humana y el oficio de reportero.