No le ha servido como espía, ni como empleado de la Administración, no. Le ha servido como camarero. “Yo que he servido al rey de Inglaterra” narra las peripecias y aventuras de un joven checo, aprendiz de camarero, cuya aspiración es llegar a alcanzar el éxito y el reconocimiento social. “El libro es una joya, que rebosa sensualidad por todos sus pliegos: la de la comida, la de la bebida, la del trabajo bien hecho, la del sexo y -por supuesto- la de la misma vida. Un libro delicioso incluso cuando vira hacia lo trágico, que se lee como se unta la margarina y aún así deja huella como si nos trabajara con cincel. Que se empeña en recordarnos que la vida nos da -aun cuando nos equivocamos- sólo (pero todo) aquello que nosotros ponemos en ella. Sean calzoncillos sucios o cientos de billetes de cien coronas.” [Lecturas brillantes]. En un continuo monólogo el aprendiz de camarero nos irá contando cómo gastó en un burdel su primera paga, tuvo un jefe que le gobernaba a golpe de silbato, sirvió pantagruélicos y disparatados banquetes a ministros, diplomáticos, sacerdotes, etc. en un hotel de las maravillas o de las pesadillas, atendió a ricachos con sus queridas en apartados del restaurante -e “intimó” con las queridas más apartado aún- fue condecorado por servir al Emperador de Abisnina, vive en la Alemania nazi con su joven esposa, profesora de gimnasia, que le somete a un examen por las SS sobre la limpieza de su sangre, es detenido y deportado por los alemanes, encuentra un tesoro oculto con el que funda su propio hotel, es detenido y deportado por los comunistas y finalmente trabaja en soledad reparando el camino que atraviesa un bosque…Dónde encontrarlo en la Biblioteca: C/D N HRA YOQ