Una mujer en Berlín, obra anónima de una mujer.
Este libro es un relato para sobrevivir al mal cuando es imposible eludirlo. No hay explicación alguna del mal, sino una observación despiadada de sus efectos. Tampoco moraliza sobre la maldad humana. La autora sólo levanta acta de lo visto para mantenerse erguida. [Libertad Digital]
Medio siglo ha transcurrido desde la publicación original de este escalofriante anónimo que detalla el saqueo que sufrió Berlín por los soviéticos en 1945 y el valeroso papel de las mujeres. En los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Ejército Rojo entró en Berlín -tras cruentas batallas en las que perecieron 300.000 soldados rusos- los vencedores, a la vez que iniciaban la liberación de la ciudad, incurrieron en bárbaros atropellos y se cobraron el botín. Éste consistía en todo lo que se pudieron llevar y en las mujeres. Unas 110.000 berlinesas fueron sometidas a violaciones durante la semana en la que los rusos fueron los dueños de la ciudad. Los hombres permanecieron escondidos, protegidos y alimentados por las mujeres que conseguían comida, a pesar de la forzada confraternización. Medio siglo después de su primera publicación, el libro no ha perdido contundencia, en parte porque su depurado estilo, su agudeza analítica y su tema rebasan con creces el mero testimonio y, en parte, porque sabemos muy poco de este momento de parpadeo de la historia. La autora refleja en su diario, desde el 20 de abril hasta el 22 de junio, con escandalosa objetividad e ironía, la galopante depravación que se apodera del ciudadano común durante la improvisada convivencia en los refugios antiaéreos y la posterior organización de la vida en una metrópoli colapsada. [Babelia]Introducción de Hand Magnus Enzensberger. Traducción de Jorge Seca. Editorial Anagrama, 2006.
Dónde encontrarlo en la Biblioteca: C/D N UNA UNA